Samuel Aldrey /@SamuelAldrey
Por el Centenario pasó un equipo Vinotinto reconocible, pero sin una sola de las virtudes que inoculó en Barinas; Venezuela volvió a verse como ante Colombia, Perú o Argentina: frágil en defensa y envuelta en la imprecisión.
De principio a fin, la Vinotinto fue abrumada por una Uruguay muy solidaria, con el partido grapado en sus entrañas desde el calentamiento, los charrúas se jugaron la vida en cada balón desde el minuto 00:00.
Venezuela pecó de falta de concentración. El gol de Bentancur al minuto de juego condicionó todo lo que José Pékerman y su cuerpo técnico podrían haber preparado durante el duelo.
Aquel gol fue un foforito que estalló antes de tiempo en las manos de Pékerman. Una explosión que dejó en un estado de desconfianza, nervios y ansiedad a una Venezuela susceptible cuando le marcan de manera inesperada.
A nivel futbolístico, se dieron la mano los dos grandes problemas que castigan a la Vinotinto a la hora de gestionar un partido. Por un lado, su incapacidad de defenderse con aplomo junto a la falta de confianza de jugar con el balón en el césped y no en el aire. Por el otro, su fragilidad tratando de sobrevivir sin la pelota, acumulando errores, debilidades y desajustes cerca de su propia área.
Venezuela se vio siempre inferior en las segundas jugadas y permitiendo muchos espacios a los uruguayos / Conmebol
Venezuela se vio sin capacidad de resguardarse en la banda, ser compacto por dentro o imponerse en su área. Condenado a caer como durante toda esta eliminatoria. Un final trágico que la propia Venezuela conoce muy bien antes de que su rival se lo imagine.
Así la Vinotinto quedó desfigurada por la banda izquierda. Óscar González se hallaba abandonado a su suerte en un constante asalto de Edinson Cavani, Facundo Pellistri y Ronald Araujo. El lateral se vio avasallado y sin ayudas; Soteldo no corría con Araujo y Tomás Rincón no se acercó a dar un apoyo. En banda izquierda Uruguay hizo todo lo que quiso.
El gol que representó la superioridad de Facundo Pellistri a nivel individual en el partido /Conmebol
Tampoco los pases que la defensa o Rincón lanzaron a Otero, Rondón o Soteldo sirvieron para agrietar la medular Celeste ni tampoco pudo amenazar por el interior,pues tanto Soteldo como Machís se vieron reducidos en cada 1 vs 1 a la impotencia, no ganaron ni un solo duelo.
Completamente anulado
Así el equipo quedó anulado en todas sus líneas y nunca resultó fácil para Venezuela encontrar caminos hacia Salomón Rondón u Otero. Un mecanismo que sirvió mucho contra Bolivia, pero que quedó neutralizado por la presión precipitada de Uruguay.
La selección sin apenas continuidad con el balón ni por dentro ni por fuera, solo le quedó la alternativa del pase largo y saltar líneas. Una opción que extrañó a un Rondón más joven y con mayor capacidad de ir al choque.
Con todo esto antes de que se cumpliera el primer tiempo ya Pellistri había dibujado carreras al área sorteando todo lo que se le pusiera delante con una asistencia a Arrascaeta para el 2 a 0 y Cavani se sacó de la cartera una chilena para el 3-0.
Ese resultado estalló con enorme fuerza para devolver a la selección a la realidad: aún falta mucho trabajo a nivel futbolístico y mental para desterrar los vicios que castigan a la selección. José Pékerman apenas está dibujando los planos y no tiene ni los andamios para empezar a edificar un estilo y un equipo.
De hecho, en el segundo tiempo Pékerman sepultó la idea del enlace -Otero, de '10'- y transformó el 1-4-2-3-1 a un 1-4-4-2 con Josef Martínez y John Murillo. Así se buscó rodear mejor a Rondón, abrir más los extremos e intentar atacar con mayor verticalidad. En ese contexto, Josef, con fortuna, se encontró frente al arco y pudo marcar un gol para maquillar el resultado.
Así la realidad es que la Vinotinto apenas está diseñando un proyecto y Pékerman solo está tanteando el terreno para ver dónde colocar los cimientos de la obra. "Hay tener paciencia", dijo en rueda de prensa.
El proyecto inicia con un estallido de realidad: ni contra Bolivia, Venezuela tuvo una mejoría exponencial ni ante Uruguay fue un desastre total. Ahora Pékerman deberá ajustar para colocar los primeros ladrillos para el Mundial de 2026.