Para inicios de la temporada Xavi Hernández pidió un refuerzo en la medular del FC Barcelona, que remplazara a quien gobernó el pivote del equipo por más de 10 años: Sergio BUsquets. Sin embargo, la dura situación económica del club impidió a la entidad poder entrar en la puja por jugadores top, como Joshua Kimmich o Martín Zubimendi, por el contrario, solo encontraron en Oriol Romeu una opción de bajo precio, con la que intentarían sacar adelante la campaña.
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Romeu llegó al Barca por solo 3,5 millones de euros, proveniente del Girona, y, pese a sus buenos primeros encuentros, con el tiempo fue bajando sus prestaciones, perdiendo así la confianza del técnico catalán. Ese cuadro, sin un mediocentro natural, obligó a Xavi a jugársela con un mediocampo sin mucho músculo y sin un jugador capaz de tranquilizar las transiciones defensivas, dando la tarea en la sala de máquinas a puros 'jugones' como Frankie De Jong, Pedri e Ikay Gundogan.
Este trío a la hora de defender ha sufrido en el último tiempo las corridas rivales y Xavi, sin la oportunidad de encontrar, en este momento, a un refuerzo de lujo, que tape tantas carencias en la zona, decidió probar su propio fichaje dentro de su propio banquillo, alineando de pivote a Andreas Christensen, que venía desempeñándose como central en lo que va de temporada.
Primer episodio positivo
Esta apuesta de Xavi tuvo su primera puesta en escena en la victoria (1-3) contra el Alavés, en el duelo de ayer, 3 de febrero, y, a decir verdad, las cosas funcionaron mejor de lo que muchos imaginaban. Andreas, en la posición, pudo equilibrar mejor las pérdidas de balón del equipo culé, así como permitió que los más creativos (Pedri y Gundogan) se situaran más cerca del área rival, siendo esto importante para el funcionamiento del Barcelona, que vio como el alemán registró una asistencia y un gol, mientras el español dibujó la asistencia del segundo tanto azulgrana.
El único detalle a mejorar en Christensen está en su adaptación a la hora de recibir de espaldas a campo contrario, en ese aspecto se le vio algo dubitativo, pero lo supo sacar adelante con pases de seguridad con la zaga culé, entre Ronalrd Aráujo y Pau Cubarsí.
Con todo eso, ahora toca esperar el próximo compromiso del Barcelona, que permita analizar si la apuesta de Christensen de pivote solo fue puntual para el duelo contra el Alavés o, por el contrario, será el nuevo ajuste táctico de Xavi al equipo.
