Bárbara Chirino / @barbarachirino
El pasado fin de semana se hizo oficial que el actor venezolano, Jerónimo Gil, fue puesto en libertad condicional luego de pasar más de 50 días en la cárcel por haber accionado un arma en la calle el pasado mes de enero después de haber tenido una fuerte discusión con el personal que labora en un reconocido local de la capital.
El venezolano aceptó conversar con su excompañero de RCTV, el periodista Luis Olavarrieta sobre el episodio violento que lo llevó a ser trasladado al Centro Penitenciario El Rodeo II, en el estado Miranda y, además, entre lágrimas contó como fue vivir en ese lugar.
Asimismo, aseguró que no tiene problemas de adicción pues lo que le afecta es su problema de ira: “Es ira, alcohol no creo, puede ser que cuando lo ingiera me afecta, es un tema de límites, drogas no, porque estoy sano, estuve en exámenes tanto orgánicos como psicológicos en mi proceso (…) vengo de una familia muy fuerte del oriente, muy arraigada, eso se ha transmitido en hijos, nietos, primos, hay que controlar eso y manejarlo, la ira tiene muchos niveles”.
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El actor también reveló que estaba viviendo momentos muy difíciles en su vida, que probablemente lo llevaron a explotar y cometer el error ocurrido en Caracas: “Eso no terminó bien (su relación), estaba pasando por un proceso con un socio, que es también como un hermano, siempre he tenido mis cositas con mi papá, mamá gracias a Dios no está en el país, tenía una mala relación con mi hermana, la situación del país no me permitía complacer a mis hijos como se lo merecen, Flavia no me dejaba ver a mis chamos”.
En cuanto a su experiencia en el centro penitenciario, explicó que hay mas “régimen, control y disciplina”, el trato es el mismo para todos, debía levantarse a las 5 de la mañana, sólo podía salir a caminar o a hacer ejercicios, dos horas al día”.
Sin embargo, consiguió una luz al final del túnel y se postuló para dar clases de dicción, una actividad que claramente dominaba y quiso transmitirles sus conocimientos a los reos.
“Tuve la bendición de entregarles esa ilusión porque me veían como que wow, yo nunca había conocido a un actor y mira dónde lo vine a conocer. Yo no juzgaba nada. Me asustaba porque muchos tenían un lenguaje particular, tú sabes, y cuando tenían que presentarse ante un trabajo tendrían que expresarse mejor, para llevar una vida diferente, entendí que si Dios me había puesto ahí o las circunstancias me habían puesto ahí era para transformar mi vida y ayudar a los demás”, expresó.
Gil habló de lo difícil que fue para él cuando tuvo que raparse la cabeza: “Ahí yo dije: ¿Dios mío qué es esto? Estás en una penitenciaria, todo es diferente, es un lenguaje diferente, es un régimen, un uniforme, es comer lo que hay, es controlar la emoción con tu vida, no puedes imponerte y lo tienes que aceptar, es el olor, es conocer a personas que pasan por un proceso fuerte y son fuertes, es controlar una mirada de pelea”.
El artista aclaró que estará bajo régimen de presentación mensual, pues lo que jugó a su favor es que se entregó a la justicia y que los delitos admitidos lo ayudaron a estar bajo esta modalidad, a la que se le suma que no puede salir por un año del área metropolitana de Caracas y realizar servicio comunitario.
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