El talentoso Elly de la Cruz, joya dominicana de los Rojos de Cincinnati, reveló su amor de toda la vida por los Yankees. Durante una reciente entrevista, de la Cruz confesó haber sido un ferviente seguidor del equipo neoyorquino desde su niñez.
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“Crecí admirando a los Yankees. Siempre fueron mi equipo favorito”, declaró de la Cruz, cuya admiración por los Mulos del Bronx había sido un secreto hasta ahora.
A pesar de su afinidad por los Yankees, de la Cruz demostró ser un profesional comprometido con los Rojos de Cincinnati. En su primera visita al Yankee Stadium, de la Cruz no mostró piedad con el equipo de sus sueños, brillando en el campo y contribuyendo significativamente a la victoria de su equipo. Su actuación dejó claro que, aunque su corazón tiene un espacio especial para los Yankees, su lealtad profesional reside con los Rojos.
Desempeño impecable en el Yankee Stadium
En el histórico Yankee Stadium, de la Cruz protagonizó una actuación espectacular que dejó asombrados a los aficionados locales. En el emocionante partido, de la Cruz conectó un triple impresionante, mostrando su velocidad y precisión. No contento con eso, también pegó un jonrón de dos carreras, impulsando a los Rojos hacia la victoria.
La actuación de Elly de la Cruz no solo se limitó a sus habilidades ofensivas. También fue crucial en la defensa, demostrando su versatilidad en el campo. Su capacidad para anotar dos carreras adicionales fue determinante en el resultado final del juego. Gracias a su desempeño estelar, los Rojos de Cincinnati se impusieron con un marcador ajustado de 5-4, dejando a los Yankees sin aliento.
Los aficionados presentes en el Yankee Stadium quedaron impresionados por la destreza y la serenidad de de la Cruz en un escenario tan icónico. A pesar de su juventud jugó con la confianza y el aplomo de un veterano, demostrando que tiene un futuro brillante en las Grandes Ligas.
Elly de la Cruz ha demostrado que su lealtad y profesionalismo están por encima de sus preferencias personales. Su actuación en el Yankee Stadium es un recordatorio de que en el béisbol, el talento y la dedicación son lo que realmente cuenta. Los Yankees pueden haber perdido un fanático en el campo, pero el béisbol ha ganado una nueva estrella.