Ronald Acuña Jr. es hoy por hoy uno de los toleteros de mayor cuidado en las Grandes Ligas, y no solo por su poder mucho más que ocasional o su capacidad de chocar con la esférica. Nos referimos a su ya conocida capacidad de estar en circulación, que detallamos acá en un contexto más específico.
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Durante su primer año, el de La Sabana dejó un OBP de .366 cuando la cifra media de la Gran Carpa fue de .318, siendo 15,09% mejor que la mayoría.
Para 2019 solo bajó una unidad en ese apartado, .365, mientras que el de las Mayores quedó en .323, un 13% mejor que la generalidad.
En la temporada acortada por la pandemia de Covid-19, el guardabosques de los Bravos de Atlanta mejoró notoriamente. En 2020 tuvo .406, o lo que es igual 26,08% más que el promedio de sus colegas, que fue de .322; ese quedó octavo en la Liga Nacional y décimo en toda la MLB.
El año pasado, el hijo de Ronald presentó .394 en porcentaje de embasado, asimismo, los bateadores grandesligas dejaron .317. 24,29% de diferencia a favor del criollo, cifra que quizás pudo ser mejor de no haber sufrido aquella lamentable lesión en su rodilla.
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Durante este torneo, el dorsal 13 de los Tomahawks acumula .368, un 17,95% por encima de la media, siendo antes del inicio de la jornada de este jueves, el octavo en el Viejo Circuito.
Estos son números que fácilmente explican el por qué se ha establecido como el primer bate de los Bravos, los actuales campeones del máximo nivel del deporte de los bates, guantes y pelotas.