Desde el inicio del campamento de entrenamiento de los Pittsburgh Steelers, una noticia anecdótica acaparó la atención de medios y aficionados: Aaron Rodgers, el veterano mariscal de campo de 41 años, ha hecho oficial lo que se había anticipado: utilizará esta temporada un nuevo modelo de casco, tras la prohibición del que le acompañó durante toda su carrera por parte de la NFL.
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Schutt Air XP Pro VTD II: la nueva elección de Rodgers
El casco que Rodgers ha lucido en el campo es el Schutt Air XP Pro VTD II, equipado con una versión personalizada de protección facial tipo F7 Pro facemask. Esta transición es obligada luego de que la liga decidiera eliminar su antiguo modelo, el Schutt Air XP Pro Q11 LTD, por no cumplir con los actuales estándares de seguridad. Ese casco había sido parte esencial de su carrera desde sus inicios en los Green Bay Packers, pasando por su paso breve con los New York Jets, hasta ahora con los Steelers.
Rodgers no ha escondido su frustración. El cambio no fue voluntario, sino impuesto por la evaluación conjunta de seguridad entre la NFL y la NFLPA, que clasificó su casco anterior como "no recomendado" en 2024 y lo prohibió definitivamente para la temporada 2025. El mariscal ha señalado que no soporta el nuevo diseño y que usó un casco Schutt durante dos décadas sin problemas. Ahora, por normativa, deberá adaptarse a un modelo que no le resulta cómodo y que, según ha expresado, le cambia la visión y sensación de juego.
El Schutt Air XP Pro VTD II que usará ahora se encuentra dentro de la categoría amarilla de la NFL, lo que indica que aún está permitido su uso, pero que no ofrece el nivel más alto de protección según las pruebas de laboratorio. Aunque no está en la lista roja de prohibidos, su permanencia en el circuito dependerá del análisis continuo que realiza la liga con base en impactos simulados y reales durante la temporada.
Cambio forzado
Este no es el primer cambio forzado que enfrenta Rodgers. En 2019, ya tuvo que abandonar otro modelo preferido por una actualización de seguridad. En aquella ocasión, la NFL le permitió un año de gracia para hacer la transición, pero esta vez no hubo concesiones. La nueva política busca minimizar los riesgos de conmociones cerebrales, lesiones cerebrales traumáticas y otros impactos que afectan la salud a largo plazo de los jugadores.
Rodgers ha probado diferentes modelos durante el minicampamento, pero finalmente eligió el Air XP Pro VTD II con la máscara F7 Pro como su mejor opción entre las disponibles. Aun así, durante las prácticas se le ha visto incómodo, ajustando constantemente el casco y haciendo gestos de molestia. Incluso se le ha escuchado quejarse con entrenadores y compañeros por la falta de familiaridad que siente al usarlo.
Con su llegada a Pittsburgh, donde liderará un nuevo proyecto bajo el mando de Mike Tomlin y compartirá ofensiva con figuras como DK Metcalf, Rodgers encara una temporada de grandes expectativas. A sus 41 años, cada detalle cuenta, y el cambio de casco representa mucho más que una cuestión estética o técnica. Es un recordatorio de que, incluso para las leyendas, las reglas evolucionan y la adaptación es obligatoria.
El caso de Rodgers pone en evidencia el firme compromiso de la NFL con la seguridad de sus jugadores. La liga ha prohibido al menos siete modelos tradicionales en esta temporada, en busca de una reducción real en los casos de lesiones cerebrales. Aunque los jugadores no siempre reciben bien estos cambios, la salud a largo plazo sigue siendo la prioridad. Rodgers tendrá que ajustar su juego, pero lo hará con un casco que, aunque no sea su favorito, está diseñado para protegerlo mejor que nunca.