Justo en este momento, Blake Snell es el lanzador de mayor cartel disponible en la agencia libre de las Grandes Ligas; desde que cayó el out 27 de la pasada serie mundial entre D-backs de Arizona y Rangers de Texas, el mercado se aperturó y a partir de ese punto el zurdo ganador de 2 Premios Cy Young (2018, 2023) ha sido vinculado con diversas organizaciones, entre ellas los Yankees de Nueva York.
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Reciente en esta semana, el conjunto del Bronx hasta cierto punto sorprendió a muchos con la firma de Marcus Stroman, serpentinero de dilatada trayectoria, excelente rendimiento, que sabe lo que es lanzar en la Gran Manzana tras su etapa con los Mets entre 2019 y 2021, pero que en el Yankee Stadium no ha tenido los mejores números.
Con esa rúbrica pareciera se cerró la posibilidad de ver a Snell con el legendario uniforme a rayas, sin embargo, se trata de los Mulos del Bronx, organización que cuenta con una gorda billetera para hacerse de los servicios de un as como el zurdo, y hasta pareciera deberían hacerlo dados los contundentes golpes dados en la mesa por los Dodgers de Los Ángeles en este receso. Pero aquí necesaria es una pausa “obligada”, pues a pesar de su probada calidad las estadísticas reflejan que a él tampoco le ha ido bien en la casa que Derek Jeter construyó.
¿Pero si a pesar de esos números negativos los Yankees se “atrevieron” con la firma de Marcus Earl, por qué no “atreverse” a un pacto con Blake Ashton? Desde esta tribuna estimamos sus estadísticas como motivo para que los Bombarderos no procedan con esa negociación:
En 12 partidos, todos como abridor, acumula marca de 2 victorias, 5 caídas, 46 imparables en contra, 33 anotaciones, 31 de ellas limpias, 11 cuadrangulares en contra, 30 bases por bolas, 50 guillotinados, alto promedio de carreras limpias permitidas de 5.77, así como elevado whip en 1.57 a lo largo de 48.1 innings.
Eso deja en 8.6 su promedio de inatrapables en contra, en 2.1 el de jonrones, en 5.6 el de pasaportes y en 9.4 el de ponches.
Lógicamente, todo eso fue enfrentando a las alineaciones de Joe Girardi en primera instancia y luego de Aaron Boone, pero no dejan de ser un punto de referencia válido, eso sin eludir la realidad de que el Yankee Stadium es de modo abierto favorable a los lanzadores, pero quién quita que el escopetero con esa casaca, todo lo que implica, se crezca y lance muy parecido a ese monstruo que se vio con los Rays de Tampa Bay y el año pasado con Padres de San Diego.