La mejor parte de los 119 partidos de Carlos Mendoza (a la jornada de este 14 de agosto) como manager en Grandes Ligas, ha sido la forma en que se condujo en abril y mayo, la habilidad inherente con la que parecía entender la larga temporada, los altibajos que afectan a todos los equipos, las rachas ganadoras y las rachas perdedoras, la calma con la que mantuvo a sus jugadores sin caer demasiado profundamente en la maleza, incluso cuando los Mets de Nueva York se deslizaron 11 juegos por debajo de .500 en un par de ocasiones.
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La segunda mejor parte de esos 119 partidos ha sido la forma en que se condujo en junio y julio, cuando se sobrepusieron a muchos de los problemas del lapso anterior, para así rebotar y dos veces estar hasta 7 juegos por encima de .500.
La tercera mejor parte será lo que suceda ahora, en las próximas semanas, si los Metropolitanos pueden encontrar una manera de desenredarse de una depresión que los agarró de repente en Seattle y aparentemente los siguió 3.000 millas hacia el este de Estados Unidos, volando ala a ala con el chárter del equipo.
“Sabemos dónde estamos”, dijo el miércoles por la noche, unas horas antes de que su equipo se enfrentara a los Atléticos de Oakland en el segundo partido de lo que se está convirtiendo en una cada vez más urgente estadía de nueve partidos en casa; esta visita en particular comenzó las cosas con una nota bastante pésima al apalearles 9x4, el martes.
Carlos Mendoza, su análisis
“No creo que haya un punto débil en el calendario”, dijo el estratega nacido en Venezuela “Mira el récord de los A's en las últimas cinco, seis semanas, mira el pitcheo que han tenido. Cualquier equipo puede ganarte. Tienes que dar lo mejor de ti cada día, independientemente de si nos enfrentamos a los A's o a los Yankees”, agregó en declaraciones tomadas del New York Post.
A la fecha los Mets persiguen a los D-backs de Arizona, Padres de San Diego y Bravos de Atlanta, ocupantes de los tres puestos comodines en la Liga Nacional; con marca de 61-58, tienen 2 de desventaja respecto a los Tomahawks, así como 6.5 en cuanto a Religiosos y Ofidios.
La temporada puede ser una locura a veces, en otras puede arrastrarte como un inesperado parche de arenas movedizas. Un ejemplo de ellos son los disminuidos Piratas de Pittsburgh, que hace sólo dos semanas estaban justo ahí con D-backs, Padres, Bravos y Mets, pero perdieron el miércoles por décimo partido consecutivo y duodécimo en sus últimos 14. Todo puede torcerse rápidamente.
Así que la tarea de Mendoza es mantener esto como lo que todavía es, una modesta pero inoportuna caída, evitar lo que podría ser con unos días más de descuido: una calamidad.
“Nuestros chicos saben que tenemos que conseguir tantas victorias como sea posible (…) Saben dónde estamos, reiteró”.
Fuente: New York Post