Samuel Aldrey | @SamuelAldrey
Hace tan sólo unas fugaces semanas, mientras Ashleigh Barty seguía dominando a todas las rivales que se cruzaban en su camino, la brecha entre la número uno del mundo y el resto de las mejores jugadoras parecía ser tan grande como el Roraima. Por debajo de ella, poco separaba al resto, y en su ausencia cualquiera podía vencer a cualquier otra en un día cualquiera.
Sin embargo, en poco tiempo, el panorama del tenis femenino ha cambiado gracias a una sola jugadora: Iga Swiatek. La polaca se ha consolidado como la figura trascendental de este deporte tras el retiro de la australiana.
Dos días antes de que se convierta oficialmente en la nueva número uno del mundo, Swiatek dio otro enorme paso adelante en su joven carrera con una de sus mayores victorias hasta la fecha, desmontando a la cuatro veces campeona del Grand Slam, Naomi Osaka por 6-4 y 6-0 para ser la campeona del Abierto de Miami.
Para Iga el calendario lo marca con puras victorias, en las últimas fechas lleva tres de tres torneos: Doha, Indian Wells y Miami.
¿Cuál es el hito? Ninguna jugadora había logrado conquistar los tres primeros WTA 1000 en la temporada, un hecho que refrenda su celebración con un beso a los trofeos. El beso de la constancia en la WTA.
El punto de quiebre.
Hace algo más de dos años, durante una cena en el Open de Australia, Iga Swiatek le dijo a Naomi Osaka que no estaba segura de que su carrera en el tenis fuera a seguir su camino, así que estaba pensando en ir a la universidad.
Osaka, que entonces tenía 22 años y ya había ganado dos títulos de Grand Slam, le dijo a Swiatek que era una idea terrible. Eres muy buena, le dijo Osaka a Swiatek, que en ese momento todavía estaba atiborrada de deberes del instituto. No desvíes tu energía a la universidad todavía, le aconsejó Osaka.
Swiatek no veía claro su futuro como jugadora de tenis y pensaba ya en otra carrera fuera de las pistas. Se hallaba en punto de quiebre, pero recuperó su deseo gracias al ánimo que le infundió Osaka.
Swiatek siguió y menos mal que lo hizo. Nueve meses más tarde, salió de la nada para ganar el Abierto de Francia cuando ocupaba el puesto 54 del mundo.
Este sábado, en un choque de estilos, narrativas y amigos en la final del Abierto de Miami, Swiatek puso fin a una racha que Osaka espera que marque el comienzo del siguiente capítulo de su turbulenta carrera con una victoria por 6-4 y 6-0 para consolidar su notable ascenso a la cima de su deporte.
Lo más emocionante de esta temporada para Swiatek es lo que está por venir: la temporada de arcilla, su mejor superficie, es la siguiente. Veremos si puede mantener esta constancia y este tenis.