Shedeur Sanders, mariscal de campo de la Universidad de Colorado Boulder e hijo del legendario Deion Sanders, ha pasado de ser una potencial primera selección global del Draft 2025 de la NFL a estar prácticamente fuera de la primera ronda. Lo que comenzó como una historia de legado, talento y proyección meteórica, hoy se tiñe de incertidumbre y asombro para los expertos del fútbol americano universitario.
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De favorito al primer pick a la incógnita del Draft
Sanders fue una de las figuras más brillantes del fútbol colegial en los últimos dos años. Con los Colorado Buffaloes, no solo brilló por su apellido, sino también por su impresionante desempeño.
En la temporada 2024, lideró la Big 12 Conference con 4.134 yardas por aire y 37 touchdowns, lo que le valió ser nombrado Jugador Ofensivo del Año de la conferencia. A lo largo de su carrera universitaria, acumuló 14.347 yardas, 134 pases de anotación y solo 27 intercepciones en 50 partidos, cifras que parecían encaminarlo directamente a lo más alto del draft.
Sin embargo, en las semanas previas al evento, diversos informes comenzaron a indicar una caída significativa en su cotización. Varios equipos habrían cuestionado su adaptación al sistema profesional, su movilidad bajo presión y, más preocupante aún, su durabilidad, tras algunas lesiones que limitaron su accionar en los últimos partidos de la temporada.
La sombra del legado de Deion Sanders
Parte del atractivo de Shedeur residía en su historia personal. Hijo de uno de los deportistas más emblemáticos de la historia reciente, Deion Sanders —quien fuera seleccionado en la quinta posición del Draft de 1989—, Shedeur parecía destinado a escribir su propio capítulo dorado en la NFL. Deion, ahora entrenador principal de los Buffaloes, siempre confió en el talento de su hijo y lo impulsó como líder dentro y fuera del campo.
No obstante, ese mismo legado podría estar jugando en contra. Algunos ejecutivos habrían mostrado reservas sobre la posible influencia externa en su desarrollo como profesional, así como su nivel de exposición mediática, algo que suele generar ruido innecesario en los primeros años de adaptación de un quarterback joven.
¿Un talento desperdiciado o una joya por pulir?
Con el Draft a punto de celebrarse, la posibilidad de que Shedeur Sanders quede fuera de la primera ronda es más real que nunca. Aunque su talento y estadísticas son innegables, la NFL ha demostrado que no siempre premia el rendimiento colegial con una selección alta si existen dudas estructurales alrededor del prospecto.
La historia aún no está escrita, y Shedeur podría convertirse en uno de esos nombres que, tras una caída dolorosa en el draft, terminan brillando cuando menos se espera. Pero por ahora, es imposible no etiquetarlo como la gran decepción del Draft 2025.