El príncipe Karim Al-Hussaini, Aga Khan IV, el 49º Imán hereditario de los musulmanes chiitas ismaelíes nizaríes y descendiente directo del profeta Mahoma, ha fallecido este martes 4 de febrero del 2025 a los 88 años. La noticia fue confirmada por su entorno, que informó que el líder espiritual y filántropo murió pacíficamente en la capital portuguesa, rodeado de su familia.
Aunque su nombre puede no resultar familiar para muchos, el título de Aga Khan IV resuena con gran peso en la industria hípica mundial, gracias a su legado en la crianza de purasangres de alta calidad y linaje, los cuales han competido en los hipódromos más prestigiosos del mundo.
Un legado en el turf de generaciones
Multimillonario y líder de la comunidad ismaelita, Aga Khan IV no solo fue una figura de gran respeto en la alta sociedad europea, sino también una referencia en el ámbito hípico. Al asumir las operaciones de cría tras la muerte de su padre, Alí Khan, en un accidente automovilístico en Francia en 1960, continuó con una tradición iniciada por su abuelo, Aga Khan III, a principios del siglo XX.
El interés de la familia en la crianza de caballos de carrera se remonta a 1921, cuando Aga Khan III adquirió su primer purasangre en Europa. Solo nueve años después, en 1930, su caballo Blenheim ganó el Epsom Derby, convirtiéndose en un influyente semental en la cría mundial. Blenheim fue el abuelo materno de Mumtaz Mahal, y esta, a su vez, dio origen a Nasrullah, un Jefe de Raza que influyó decisivamente en el linaje de Bold Ruler, el padre del legendario Secretariat.
Otro purasangre que inmortalizó los colores de Aga Khan fue Bahram, el único caballo en ganar la Triple Corona de Inglaterra entre las dos guerras mundiales. Su legado traspasó fronteras cuando uno de sus descendientes, Senegal, se consagró campeón en el hipódromo de El Paraíso, en Venezuela.
Más que un criador, un filántropo visionario
Además de su impacto en el mundo del turf, Aga Khan IV fue el fundador y presidente de la Red de Desarrollo Aga Khan, una de las organizaciones humanitarias más importantes del mundo. Su labor filantrópica abarcó áreas como la educación, la salud y el desarrollo económico en comunidades desfavorecidas.
Su fallecimiento marca el final de una era, tanto en el liderazgo espiritual de los musulmanes ismaelitas como en la industria hípica, donde su influencia perdurará a través del linaje de sus purasangres.