Samuel Aldrey | @SamuelAldrey
El Santiago Bernabéu y el Real Madrid tiene un enorme poder en la Champions League. Un equipo ajeno al mal de ojo, ajeno a la cabeza gacha, ajeno a perder sin dar pelea.
Porque el Madrid estuvo derrotado durante 178 minutos hasta que el equipo de Ancelotti venció al Manchester City de Pep Guardiola.
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Los futbolistas del Real Madrid firmaron un partido para la historia y todos sus jugadores, alucinados por el ambiente previo al partido, salieron de su coliseo romano con un mensaje claro: "¡A por la decimocuarta!".
Este Real Madrid es una auténtica locura. Once jugadores, que por inaudito que parezca, ha venido desde la ultratumba en esta Champions League contra puros equipos campeones.
Real Madrid, el mes de las remontadas
En su historial de defunción el Real Madrid de Carlo Ancelotti deja en una fosa común a tres campeones: al PSG de bañado en oro árabe, al Chelsea campeón de Europa y al Manchester City de Pep Guardiola. Todos sucumbieron ante la anquisición de Karim Benzema, Vinicius Jr y Rodrygo Goes.
La remontada, un hecho esporádico en el fútbol, el Real Madrid lo ha convertido en rutina.
Ante el City fue lo imposible. La remontada de las remontadas., ya rutinaria de por sí, llegó pasado el minuto 90. No estaban Modric, Casemiro y Kroos. No era la mejor partida de Benzema.
Viendo el nivel que tenía el Real Madrid en esta Champions, el Manchester City falló y perdonó demasiado. Como dice el dicho: si vas a matar al rey, no puedes fallar.
Y Jack Grealish falló y Mendy salvó.
Pep Guardiola con su incesante pensar sobre cada partido definitivo sacó a Riyad Mahrez y Rodri, dos jugadores que habían contenido bien los envites del Madrid. La lesión de Walker fue el último ladrillo que necesitó el Madrid para meter los zarpazos de Rodrygo.
Pep volverá a ver el partido y se preguntará: "¿qué hice mal?". Al Madrid le valió con meter un primer gol tras un pase exquisito de Benzema y dos goles inesperados de Rodrygo, transformado en el mejor Hugo Sánchez.
Así el fútbol se vuelve a reír de todos los que pensaban que el City tenía la eliminatoria cerrada y que ya tenía el vuelo a París, pero el Madrid plantado con la sangre nueva de Camavinga, Rodrygo y Ceballos sacó lo imposible.
No por su fútbol, sino por casta y el peso del escudo.Es que fue una noche tan increíble que culminó con el final perfecto.
Un penalti a Karim Benzema que el francés cobró y metió. Ahora al delantero blanco solo le queda un último reto: superar al Liverpool de Jürgen Klopp en la gran final para completar su carrera por el Balón de Oro.