El Clásico francés volvió a dejar a Kylian Mbappé como protagonista. La victoria del PSG por 0-2 ante el Olympique de Marsella no pudo evitar la polémica tras la sustitución del delantero en el segundo tiempo. Mbappé, visiblemente contrariado, se marchó al banquillo con una mezcla de tristeza y rabia.
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La decisión de Luis Enrique, que busca "lo mejor para el equipo", no es nueva. Desde que se confirmó la marcha de Mbappé al final de la temporada, el técnico asturiano ha dosificado al jugador en la Ligue 1, consciente de la necesidad de adaptar al equipo a jugar sin su mejor jugador.
Sin embargo, la sustitución en un partido de la importancia del Clásico ha generado revuelo. La imagen de Mbappé de espaldas, con el brazalete en mano y bajo la lluvia, ha dado pie a todo tipo de especulaciones sobre su estado de ánimo y su futuro.
En las últimas semanas, Mbappé solo ha jugado un partido completo de Ligue 1, el de Montpellier en el que marcó un hat-trick. Luis Enrique lo ha protegido en la liga, pero no lo ha hecho en Champions League ni en Copa del Rey, donde el PSG busca títulos.
La relación entre Mbappé y Luis Enrique es cordial, pero el entrenador está tomando decisiones pensando en el futuro del equipo. La marcha de la estrella es inevitable y el PSG debe prepararse para jugar sin él.
El miércoles, contra el Rennes en las semifinales de Copa, ambos buscarán guiar al equipo a la final. Será un nuevo test para la adaptación del PSG a una realidad sin Mbappé, una realidad que cada vez está más cerca.
Las preguntas sobre el futuro de Mbappé seguirán rondando al PSG hasta final de temporada. El jugador ha demostrado su valía y su importancia para el equipo, pero el club debe seguir adelante y encontrar la forma de competir sin él.
La afición del PSG espera que el equipo pueda cerrar la temporada con títulos y que Mbappé se despida por la puerta grande. El futuro del club parisino está en juego, y la adaptación a una vida sin Mbappé será clave para su éxito.