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El regreso a la competición liguera tras el parón de selecciones resultó ser un auténtico dolor de cabeza para el Real Madrid de Xabi Alonso. En un partido marcado por la dificultad y una explosión de goles en la segunda mitad, el conjunto blanco rescató un agridulce empate 2-2 ante el Elche en un vibrante encuentro disputado en el Martínez Valero.
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Con este resultado, la "Casa Blanca" se ve obligada a ceder nuevamente dos puntos, aunque se mantiene en la primera posición con 32 unidades (una más que su eterno rival, el Barcelona).
Primer tiempo de los guardametas
El Madrid salió al campo con un once revolucionario de Alonso, pero el equipo mostró una alarmante falta de fluidez en los primeros 45 minutos. El Elche, bien plantado defensivamente y con un inspirado Iñaki Peña bajo los palos, logró neutralizar el peligro de los visitantes.
Kylian Mbappé, la gran estrella ofensiva, se encontró una y otra vez con el muro ilicitano, generando muy poco peligro real. La presión alta de los locales surtió efecto y obligó a los merengues a jugar incómodos.
Si el marcador se mantuvo en cero, fue gracias a las intervenciones providenciales de Thibaut Courtois. El portero belga estuvo acertado, salvando a los suyos en múltiples ocasiones, demostrando una vez más por qué es un pilar fundamental del equipo.
Locura y reacción forzada
Tras el descanso, el partido se desató en una dinámica de constante ida y vuelta que sorprendió a propios y extraños. El Elche, lejos de amilanarse, se puso por delante en el marcador en dos ocasiones, demostrando una efectividad letal.
Primero fue Febas quien batió a Courtois y, más tarde, el exmadridista Álvaro Rodríguez marcó un verdadero golazo que puso el 2-1 y sembró el pánico en el banquillo blanco.
Sin embargo, el Real Madrid mostró su capacidad de reacción, impulsado por los cambios y la necesidad de evitar la derrota. Los goles que lograron salvar el punto llegaron por medio de dos de sus jóvenes figuras: Dean Huijsen y Jude Bellingham.
El esfuerzo final evitó el desastre, pero el resultado deja un sabor amargo en la plantilla. El Real Madrid vuelve a evidenciar que, cuando juega lejos del Bernabéu, le cuesta encontrar la solvencia necesaria, dejando dudas sobre la profundidad de su plantilla en medio de las bajas por lesión.