En enero de 2023, la Junta Directiva del FC Barcelona tomó una decisión que sorprendió al sector: adjudicar la construcción del nuevo Camp Nou a la constructora turca Limak. A pesar de que no era una de las empresas más reconocidas en el ámbito de la construcción, el club confió en las favorables condiciones económicas ofrecidas por Limak, con un coste total estimado de más de 900 millones de euros.
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Uno de los atractivos de este contrato era la cláusula que estipulaba una penalización de un millón de euros por cada día de retraso en la ejecución de las obras.
Retrasos con las obras
Sin embargo, los plazos inicialmente previstos no se han cumplido. La fase uno estaba programada para ser completada el 29 de noviembre de 2023, coincidiendo con el 125 aniversario del club. Dos meses después de esa fecha, apenas se han realizado avances significativos, y el césped aún no ha sido colocado.
Esto ha llevado al FC Barcelona a continuar jugando en Montjuïc mientras no se concrete una fecha de retorno. Algunos optimistas sugieren que podría haber uno o dos partidos testimoniales en mayo, pero la situación sigue siendo incierta.
Hasta la fecha, Limak acumula una deuda potencial de 77 millones de euros con el club debido a la cláusula de penalización. Si las obras no se reanudan para mayo, esta cifra podría alcanzar los 150 millones. Sin embargo, la recuperación de estos fondos no será sencilla. Para que el Barcelona pueda reclamar esta cantidad, debe demostrarse que Limak es la responsable de los retrasos, algo que no está claro.
La situación se complica por varios factores externos que han influido en el avance de las obras. En el ámbito deportivo, la UEFA impidió el cambio de sede durante los partidos de la liguilla de la Champions League, lo que limitó las acciones en el Camp Nou. A esto se suman dificultades técnicas como la búsqueda de nuevos mercados para materiales y problemas para conseguir mano de obra a tiempo. Ante estos obstáculos, el club y Limak han renegociado algunas fechas de finalización de mutuo acuerdo.
Por el momento, el FC Barcelona ha decidido no reclamar penalizaciones a Limak, manteniendo una relación de trabajo positiva. Un análisis más detallado sobre la responsabilidad de la constructora se llevará a cabo tras la finalización de las obras, cuando se pueda evaluar con claridad el impacto de los retrasos en el proyecto del nuevo Camp Nou. La expectativa sigue en el aire, y los aficionados esperan ansiosos el returno a su estadio reformado.
A día de hoy, y según esa cláusula del contrato que habla de la penalización de un millón por día, Limak ya debería al Barcelona 77 millones de euros. Y si no se puede volver hasta mayo, la cifra se doblaría llegando hasta más de 150 millones. Sin embargo, va a ser muy difícil que la empresa turca pague dicha penalización ya que para que esto sea así tiene que quedar claro que es ella la responsable del retraso.