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Copa América

El partido eterno de la Copa América

Por Meridiano

Jueves, 24 de junio de 2021 a las 05:20 am

Samuel Aldrey /SamuelAldrey

 

El año 1919, tiempo de Copa América. En esa ocasión, Brasil sería la anfitriona. Jugaron cuatro países; de nuevo el mismo formato, una liguilla de todos contra todos para ver quién sacaba más puntos. En caso de empate entre los primeros clasificados, aún sin reglamentaciones modernas como la diferencia de goles, debería disputarse una final para decretar el campeón. Así sucedió. Brasil tenía que desempatar contra Uruguay.

Los ‘Charrúas’ y los anfitriones llegaron al último partido del cuadrangular con pleno de victorias y cuatro puntos en sus casillas. El ganador del duelo sería el campeón de América, pero hubo tablas después de que Uruguay se le escapara de las manos una ventaja de dos goles. Se decidió repetir el partido, 90 minutos no fueron suficientes.

Tres días más tarde, tras una vuelta al reloj de arena, volvió a correr el tiempo para ver si en una hora y media se tendría un campeón. El Estádio Manuel Schwartz, conocido como Estádio das Laranjeiras, fue la sede de aquel partido.  Pero aquel duelo, no iba a hacer suficiente ni iba a durar una hora y media. No, no, para nada. El partido fue la eternidad hecha fútbol.

La eternidad la alargaron los porteros, Marcos Carneiro y Cayetano Saporiti, que guardaron con celo su prisión, nadie podía pasar la pelota hacia las redes, fueron dos muros; los defensas, unas murallas de hormigón; y los delanteros, paupérrimos, morían de hambre al no poder gritar un gol.

Se consumieron entonces los 90 minutos, sin nada que festejar y las caras de 30.000 espectadores empezaron a mirarse unas a otras. ¿Y ahora qué? Eso también fue lo que se preguntó el árbitro Juan Pedro Barbera de Argentina. Todos esperaron su decisión y en aquel momento la FIFA aún no había implementado la prórroga. Entonces, decidió extender el partido 30 minutos más y empezaría la primera “prórroga” en una Copa América.

Pero el partido no tuvo el mismo ritmo y Brasil aumentó el tempo. En el minuto 122, apareció Arthur Friedenreich, que dicen las leyendas urbanas marcó más goles que Pelé, para decantar la batalla en Laranjeiras a favor de la ‘Seleçao’. Después de aquel tanto, por suerte, no hubo más goles; a saber cuánto habría durado si llegaban al final del segundo tiempo igualados. Así Brasil se llevó la Copa y esta final es todavía el partido más largo jamás jugado en una Copa América.

 

 

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