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En el beisbol profesional, el sistema de firmas internacionales representa una de las apuestas más grandes y riesgosas que hacen las organizaciones de Grandes Ligas. Cada año, equipos invierten millones de dólares en jóvenes promesas con la esperanza de que, tras un proceso de desarrollo, se conviertan en figuras dentro del máximo nivel del deporte.
Sin embargo, esa proyección no siempre se concreta. El reciente caso presentado por Wilber Sánchez en su cuenta de Instagram ha generado un debate interesante en torno al tema de los bonos millonarios que no han rendido frutos.
En su publicación, Sánchez enumeró a once jugadores que, a pesar de haber recibido bonos de gran magnitud al momento de firmar, no han logrado establecerse en las Grandes Ligas. El listado lo encabeza el venezolano Kevin Maitán, quien en su momento fue considerado uno de los mejores prospectos del mundo. Firmó con los Bravos de Atlanta por una cifra de 6.4 millones de dólares, pero hasta el día de hoy no ha cumplido con las expectativas generadas.
Maitán eligió la agencia libre en noviembre del 2017 y desde entonces pertenece a los Angelinos de Anaheim. Maitán tiene ocho años en el sistema de Ligas Menores, en el 2025 está viendo acción en Clase A+ y está bateando para .310 con 13 hits, 6 carreras empujadas y 8 anotadas en 12 juegos.
Además de Maitán, la lista está compuesta por diez jugadores dominicanos, todos ellos de cifras millonarias. Entre ellos destacan Robert Puason, quien firmó con los Athletics por cinco millones, y Jhailyn Ortiz, quien recibió 4.2 millones de parte de los Phillies.
También figuran nombres como Jairo Beras, Bayron Lora, Pedro Pineda, Luis Almanzar, Wander Javier, Yasel Antuna, Armando Cruz Jr. y Jeffry Marte. Todos estos jugadores firmaron con una proyección estelar, pero su evolución no ha correspondido con el valor económico de sus bonos.
Este fenómeno evidencia lo complejo y riesgoso que es el proceso de scouting y desarrollo en el beisbol. Aunque los equipos tienen estructuras sofisticadas para detectar talento, hay factores externos como lesiones, presión psicológica, adaptación cultural y madurez emocional que pueden influir significativamente en el desempeño del jugador. Los bonos millonarios son una apuesta al futuro, pero como toda apuesta, el éxito nunca está garantizado.