2 de julio de 2016, fecha única en el beisbol profesional de Venezuela, jornada que marcó todo un acontecimiento con la firma del entonces prospecto Kevin Maitán, a quien los Bravos de Atlanta hicieron el talento con la bonificación más costosa jamás recibida por parte de cualquier criollo; de hecho, ese año también fue el más elevado en el proceso de rúbricas internacionales.
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En aquel momento aunque causó gran impacto, igual se esperaba el chico nativo de Puerto Cabello recibiese mucho dinero, pues los reportes, análisis y semblanzas le ubicaban como una nueva especie de Miguel Cabrera y/o Chipper Jones. Palabras mayores porque uno se proyecta con plena seguridad al Salón de la Fama, el otro hace rato está ahí.
Sin embargo, en lo sucesivo se dieron una serie de acontecimientos que bien nos hace recordar parte de uno de los diálogos de la recordada película “Moneyball”: “Tu no tienes la bola de cristal, nadie la tiene, no puedes ver a un chico y predecir su futuro”; palabras más, palabras menos, la sustancia del mensaje cala con el caso de Maitán.
Cuando firmó con la organización del tomahawk, estos se bajaron con 4.25 millones de dólares; cuando acordaron este era campocorto, dado su contextura física, se estimó terminaría como tercera y primera base, así fue, por eso la comparación con los dos citados y hasta ahora, ese es el único vaticinio que se ha materializado sobre el pelotero.
Si revisamos su ficha en el portal estadística Baseball Reference, la inconsistencia ofensiva ha sido una cruz muy pesada para él; en siete temporadas en Ligas Menores apenas ha dejado promedio de bateo en .233, con porcentaje de embasado en .299, slugging de .350, OPS de .649 más una abierta, negativa relación boletos/ponches, 159/625. Así es imposible llegar a Grandes Ligas.
Pero más allá de no arribar al máximo nivel, más alarmante, lamentable ha sido que en todo ese tiempo, desde 2017 al año pasado, la categoría más alta que ha pisado ha sido la Doble A, donde en 2022 tuvo su más alta línea de producción: .261 de average, .338 en PEB, .399 de slugging y .736 de OPS.
Como para echarle más gasolina al candelero, el aspecto defensivo tampoco ayuda su caso; en 56 partidos como campocorto dejó porcentaje de fildeo en .865, primordialmente por incurrir en 30 errores durante 470 innings. Desempeñándose como tercera base mejoró, pero aún muy deficiente: .921 en porcentaje, 51 pecados en 2512.2 episodios.
Kevin Maitán ¿por qué este bajón?
Las causas deben ser multifactoriales; encontramos probable que el factor mental fue duramente trastocado e imposibilitado para una apropiada restauración, que permita mejor sinergia entre mente y físico.
Quizás todo comenzó cuando los Bravos fueron obligados a liberar su ficha, así como la de sus paisanos Liván Soto, Abraham Gutiérrez y varios otros novatos, debido a irregularidades en las firmas de muchachos fuera de los Estados Unidos, acciones detectadas y sancionadas por la MLB. Maitán no perdió su gran bono, pero empezó un periplo por organizaciones como Angelinos de Los Ángeles y Twins de Minnesota.
Ser parte de un escándalo como ese, aún librado de responsabilidades o penalizaciones, sumando la enorme expectativa subió todavía más tras firmar al profesional, han podido ser elementos imposibles de manejar por Maitán.
Claro que hasta ahora la decepción, el lamento son parte de las definiciones en lo que va de su carrera, pero todavía es joven, nació el 12 de febrero de 2000, pero así como de modo inesperado entró en una bajada, también puede reencarrilarse, alcanzar el pináculo de su desarrollo y así estar en condiciones favorables para finalmente, llegar al principal escenario del deporte de los bates, guantes y pelotas.