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Gleyber Torres está viviendo un año crucial en su carrera al estrenarse con los Tigres de Detroit, donde se ha convertido rápidamente en uno de los bateadores más destacados del equipo, más allá de su rol como segunda base.
Durante la pretemporada, entre varios movimientos estratégicos, la contratación de Torres fue sin duda una de las jugadas más acertadas para Detroit. La necesidad de un bateador diestro y consistente en la alineación era evidente, y aunque su rendimiento reciente había generado dudas, el equipo apostó por él confiando en su talento y capacidad de recuperación.
Su temporada anterior con los Yankees de Nueva York no reflejó todo su potencial, lo que llevó a varios a cuestionar su futuro. Sin embargo, los Tigres vieron más allá de esos números y confiaron en que Torres podía regresar a su mejor nivel. Y no solo lo ha logrado, sino que lo ha superado con creces, revitalizando la ofensiva del equipo con una mezcla sólida de potencia y consistencia al bate.
Sus estadísticas hablan por sí solas: un promedio de bateo de .282, un porcentaje de embasarse de .381 y un slugging de .436, acompañado de cinco cuadrangulares y 27 carreras impulsadas en apenas 41 juegos disputados. Estas cifras son aún más impresionantes si se considera que ha lidiado con algunas lesiones que podrían haber frenado su desempeño.
La llegada de Torres a Detroit ha significado un cambio positivo en la dinámica del equipo. Su capacidad para rendir de manera constante en el plato ha dado a los Tigres esa chispa ofensiva que tanto necesitaban. Su presencia no solo ha elevado el nivel del equipo en la ofensiva, sino que también ha infundido confianza y energía en sus compañeros, lo que se traduce en una actitud competitiva para enfrentar a los mejores rivales de la liga.
