Con solo dos juegos más para culminar la temporada regular, los Marlins de Miami están haciendo todo lo posible para conseguir el último cupo en el Comodín de la Liga Nacional. Y es que durante este viernes el equipo que dirige el manager Skip Schumaker inició una última serie que podría ser determinante para su futuro.
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El primer duelo en el PNC Park ante los Piratas de Pittsburgh se lo quedó el conjunto de Miami, que tuvo que venir de atrás para remontar un marcador adverso de 3-0. Al final, una agónica victoria (4-3) les hace dar un paso más hacia su objetivo de continuar avanzando con destino a los Playoffs.
Como muchos saben, Luis Arráez sigue estando al margen del equipo luego de haber sufrido una lesión en su tobillo izquierdo, algo que lo alejó de los terrenos de juegos durante toda esta semana. Sin embargo, situaciones extremas han llevado al manager ha tomar medidas extremas, todo en pro de las metas colectivas.
En el octavo episodio, el criollo tomó su primer turno al bate luego de su percance del pasado sábado 23 de septiembre. Allí, prácticamente con un solo pie, conectó un sencillo con línea al jardín izquierdo para iniciar la amenaza de los Marlins con dos hombres en base y un out. Como era de esperarse fue reemplazado por un corredor emergente.
Tras dicho indiscutible, el equipo anotó sus cuatro carreras gracias a un doble de dos rayitas de Josh Bell, un imparable de Jake Burguer y un elevado de sacrificio de Jazz Chisholm Jr.
Con su breve aparición de este viernes, la Regadera sube a .354 su promedio al bate para mantenerse en lo más alto de todas las Grandes Ligas. Su más cercano perseguidor en dicha estadística sigue siendo Ronald Acuña Jr. (.336).