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Muchos son los nombres de peloteros venezolanos que han llegado a jugar en las Grandes Ligas, pero solo unos pocos son los que realmente hacen historia y terminan convirtiéndose en leyendas. Ese fue el caso de Víctor Davalillo, un pelotero versatil que dejó su marca en cada uno de los equipos que defendió en las Mayores.
En 1963, Vitico se convirtió en el octavo criollo que debutaba en el mejor beisbol del mundo, y lo hizo gracias a los Indios de Cleveland (1963-1968), equipo en el cual hizo vida hasta mediados de la temporada 1968 y con el que ganó un Guante de Oro en 1964, el primero para un venezolano.
Su carrera continuó con los Angelinos de California (1968-1969) y Cardenales de San Luis (1969-1970), demostrando que no se trataba únicamente de un simple jardinero, sino también de toda una máquina de batear hits.
Para 1971, en su primer año con los Piratas de Pittsburgh (1971.1973), consiguió su primer anillo de Serie Mundial, algo que alcanzaría por segunda ocasión en 1973 con los Atléticos de Oakland (1973-1974). Sus últimos pasos en las Grandes Ligas las dio con los Dodgers de Los Ángeles (1977-1980).
De por vida, Vitico dejó un promedio de .279/.315/.364 en 1.458 juegos, con 1.122 imparables en 4.017 turnos al bate, 160 dobles, 37 triples, 36 jonrones, 509 carreras anotadas, 329 impulsadas, y 125 bases robadas.
Asimismo, cabe recordar que previo a su debut en las Mayores, Davalillo inició en Ligas Menores como lanzador con los Rojos de Cincinnati en 1958, pero una vez traspasado a la organización de Cleveland comenzó su travesía como pelotero de campo.