Del timbo al tambo fue el accionar de Carlos Rodón durante sus primeros 6 años en las Grandes Ligas; en ese trayecto su desempeño fue en franco descenso si se toma como referencia sus promedios de carreras limpias permitidas.
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En ese apartado, en torneo de debut logró el mejor resultado: 3.75 en 2015, pasando a 4.04 en 2016, 4.15 durante 2017, 4.18 en 2018, 5.19 en 2019 y 8.22 en 2020, donde solo lanzó 8.2 entradas.
Paralelamente, el zurdo nativo de Miami debió lidiar con distintos contratiempos, propios de una disciplina deportiva profesional, y tan exigente como las Mayores; en 2017 se lesionó el hombre de lanzar y requirió cirugía. Para 2019 debió someterse a la Tommy John, de cara a 2020 los Medias Blancas no le ofrecieron contrato, pasó a la agencia libre y eventualmente se mantuvo en el sur de Chicago.
Con la evolución que ha alcanzado la intervención Tommy John, muchos lanzadores han podido no solo salvar sus carreras, sino regresar en mejor condición, dos de los ejemplos inmediatos los tenemos en Justin Verlander y el propio Rodón.
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El siniestro en 2021 experimentó un drástico cambio, al punto que logró efectividad de 2.37, ERA+ de 185, ambos los mejores hasta ahora en su carrera, terminando quinto en la votación al Premio Cy Young en la Liga Americana.
A pesar de este gran desempeño, los patiblancos no le asomaron la oferta calificada, por lo que de nuevo retornó al mercado de agentes libres, estampando su rúbrica con los Gigantes de San Francisco por 1 año y 21.5 millones de dólares, cuando por cierto, su salario en el calendario precedente fue de 3 millones, un brinco abrupto.
Con los colosos de la bahía acumuló excelentes números, como 11 aperturas de al menos 10 abanicados; en total inició 31 partidos. Su capacidad ponchadora dejó en 12.0 su promedio por cada 9 entradas, el mejor de toda la MLB.
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Esa estadística es una de las razones que lo llevaron esta semana a integrar el club de los multimillonarios de la Gran Carpa; 6 años y 164 millones de dólares es el trato que lo vincula con los Yankees de Nueva York.
Ahora el zurdo Rodón ríe bonito, el alto decibel, con gusto y propiedad lo puede hacer porque a pesar de lo tormentoso que fueron sus primeros años, resistió, luchó, persistió ha ganado en grande.