Harold Capote Fernández
Este lunes repasamos los casos de algunos jugadores que destacaron a lo largo de su carrera en el máximo nivel de la pelota, pero que por distintas circunstancias, el anillo de campeón o su participación en una Serie Mundial jamás se materializó.
Magglio Ordóñez: es el segundo venezolano en ganar un título de bateo; en 15 temporadas asistió a los playoffs tres veces, instancia en la que tuvo un momento de gloria absoluta pero donde en líneas generales, sus aptitudes ofensivas no se desplegaron plenamente.
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Sus Medias Blancas de Chicago en el 2000 fueron barridos por los Marineros de Seattle en la Serie Divisional, él ligó un pobre average de .182 con una carrera remolcada; en el 2006 dejó .267 de promedio con 1 jonrón y 2 producidas ante Yanquis de Nueva York en la misma instancia; ese mismo año, en la Serie de Campeonato de la Liga Americana, ligó para .235, 6 impulsadas con 2 vuelacercas, uno de oro ante los Atléticos de Oakland, que mandó a los Tigres de Detroit a la Serie Mundial.
Ya en esa instancia, el frío inhabilitó los bates felinos y Ordóñez solo ligó para .105 sin producir carrera alguna contra los Cardenales de San Luis.
Volvió a la postemporada en su último año (2011), dejando .455 en la primera serie ante los Yanquis, mientras que en la Serie de Campeonato ante los Rangers de Texas solo consumió 2 turnos sin inatrapables.
Barry Bonds: Aun sin esteroides era un pelotero fuera de serie. Pocos han sido bendecidos con una coordinación ojos-muñecas como la que él tenía al momento de hacer swing,.
Todos sus números son extraordinarios pero no los de playoffs. En ese terreno fue un errático caminante, salvo en 2002 donde se lució y fue uno de los factores determinantes en el arribo de los Gigantes de San Francisco a la Serie Mundial.
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Pudo haber sido considerado para MVP de ese clásico ante los Angelinos por oportunos estacazos como su inolvidable vuelacercas ante el Kid, Francisco Rodríguez, pero desafortunadamente en los parpadeos de los relevistas colosos, Anaheim le arrebató el título a San Francisco.
Bonds y los Gigantes regresaron a la postemporada al año siguiente solo para ser sorprendidos por los Marlins de Florida. Jugó hasta 2007 sin poder volver al clásico que define al campeón ligamayorista, solo tres años después de su retiro San Francisco resultó monarca absoluto.
Jeff Kent: Con los Gigantes de San Francisco se convirtió en estrella de las Grandes Ligas, aunque en este elenco siempre fue opacado, injusta e inevitablemente, por Barry Bonds.
De llegar a ser elegido para el Templo de los Imortales será más que todo por sus excelentísimos años en la bahía, donde se consolidó como uno de los mejores segunda base ofensivos en la historia del juego.
Mientras estuvo en San Francisco, los Gigantes siempre tuvieron temporadas positivas, llegando a los playoff en 1997, 2000 (cuando fue el MVP del viejo circuito) y 2002 único año que llegaron a la Serie Mundial para sufrir tan dolorosa derrota.
Al final de su carrera con los Astros de Houston y los Dodgers de Los Ángeles jugó en la postemporada pero sin poder volver al Clásico Otoñal.
Mike Piazza: Su caso resulta injusto por varios motivos. Muy pocos creyeron que él podía siquiera tomarse un café en las Mayores.
Aunque su juego defensivo en su mejor momento fue regular, en el apartado ofensivo fue del todo distinto, tanto así que está en el Salón de la Fama por ser estimado el mejor careta al bate y que Johnny Bench e Iván Rodríguez nos perdonen.
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Con los Dodgers de Los Ángeles solo una vez llegó a la postemporada; con los Mets de Nueva York en par de oportunidades, participando en Clásico del 2000, y si estos hubiesen podido doblegar a sus vecinos Yanquis, era candidato de seriedad para el MVP gracias a sus 2 vuelacercas.
También jugó en los playoff con los Padres de San Diego pero sin ningún otro chance de jugar en el Clásico de Otoño.