Humberto Gutiérrez
Luego de la caída el pasado 16 de junio de Boston Celtics ante Golden State Warriors en el TD Garden, los dirigidos por Ime Udoka, pasaron de estar fuera de las eliminatorias, a ser uno de los equipos más fuertes de la NBA, comandado con la juventud y astucia de Jayson Tatum y Jaylen Brown, sin embargo, la falta de experiencia y carencias dentro del conjunto verde, fueron notables en estas finales, la cual se consagró campeón 4-2 el combinado de San Francisco.
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El excesivo uso de la condición física por parte de los Celtics, no fue el único talón de Aquiles que tuvo en el último tramo de la temporada, también batieron un record, el cual les jugó en contra en el juego seis de las finales de la NBA. Las constantes pérdidas de balón, sobretodo en jugadas decisivas, pueden traer problemas contraproducentes para el partido.
Tatum, superó a LeBron James y Dwyane Wade, en esta lista de más balones perdidos en playoff, con 95 pérdidas en 23 encuentros, mientras James y Wade, se mantiene en el puesto dos y tres de la lista desde 2018 y 2006, con 94 pérdidas en 22 juegos para el King James y 90 pérdidas para el dorsal 3 de Miami en 23 combates.
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Arraigado a eso, Boston posee algunos inconvenientes con respecto a mantener el control en tiempos de crisis, carecen de precisión al ataque, a pesar de contar con un engrane defensivo casi perfecto.
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A pesar de todo lo dicho anteriormente, Boston es un oponente prometedor para la próxima temporada de la NBA, cada jugador debe crecer individualmente para formar un equipo élite. Tatum y Brown, deben aprender a ser diferentes en los cuatros cuartos de partido, tomar el control de la formación en momentos difíciles, para conseguir una seguridad grupal. Al Horford, es uno de los involucrados en este proceso, a pesar de sus 36 años, debe ser la mano derecha de ambos estelares de Boston, para conseguir una consolidación perfecta para el resto del grupo comandado por el entrenador estadounidense Udoka.