Iván Holguín López / @ivan_baloncesto
La RAE define el termino odisea como: “Viaje de larga duración, lleno de aventuras adversas y favorables”. Y eso fue lo que, en casi en todos los sentidos, vivió la selección nacional de baloncesto en su último viaje rumbo a Canadá para jugar un partido de la quinta ventana FIBA. ¿Pero, como fue aquella odisea?
Luego se esperar por casi un mes que la embajada canadiense de Bogotá (en Venezuela no existe este ente consular) le otorgase las visas de ingreso al país norteamericano a los miembros de la selección nacional, recién un día antes del partido contra Canadá en horas de la tarde (3:00 p.m. aproximadamente) el Team Mánager de la selección, Marcos Arocha recibió el visado de los criollos.
Arocha viajó desde Colombia a Venezuela y llegó el propio 8 de noviembre, horas antes del compromiso ante Canadá. Con visa en mano el seleccionado partió con un grupo de jugadores reducido rumbo a Edmonton, ciudad ubicada al sureste del país de la hoja de maple —y que en ese momento tenía una temperatura de -16ºC—, ¡ah! Y ubicada a nada menos que 6.310 km de distancia.
La ruta de vuelo, cuasi improvisada por todo lo contado anteriormente, no fue nada: partida de Venezuela rumbo a México, de suelo azteca viaje a Vancouver (Canadá) y de Vancouver un último viaje a Edmonton.
Lea también: La Vinotinto de las Alturas se impone con autoridad ante Bahamas y pone un pie en el MundialUna vez llegado a suelo norteamericano (tras más de 10 horas de viaje), la odisea no paró, puesto que los jugadores de la selección nacional de baloncesto debieron viajar en grupos de 4 en taxi al pabellón donde se realizaría el compromiso, debido que no tenían un autobús que los transportase (hecho del que se debe encargar la Federación del país organizador del partido, en ese caso la canadiense).
Sin embargo, bajo todo ese dantesco escenario, Venezuela logró llegar a tiempo y disputar con: Jhornan Zamora, Néstor Colmenares, David Cubillán, Windi Graterol, Miguel Ruíz, Gregory Vargas, Édgar “Petare” Martínez, Harol Cazorla (quien llegó finalizando el primer cuarto porque su taxi se perdió en la ruta), Fabrizzio Pugliatti y Yohanner Sifontes el compromiso.
Los criollos no pudieron completar la ´última parte de la definición de odisea “Viaje de larga duración, lleno de aventuras adversas y favorables” y terminaron en una situación desventajosa, ya que perdieron el compromiso, y aunque nunca se debe justificar las caídas, esa derrota era más que entendible.