Gregorio X, quien ocupó el papado entre 1271 y 1276, es recordado por establecer un sistema que cambiaría para siempre la manera en que se elige al líder de la Iglesia católica. Fue él quien instituyó la práctica del cónclave, donde los cardenales se encierran y se aíslan del mundo exterior para deliberar sobre la elección del nuevo papa. Aunque las reglas han sufrido modificaciones a lo largo de los siglos, los principios básicos que él estableció siguen vigentes hoy en día.
Una iglesia en crisis
En el siglo XIII, la Cristiandad se encontraba profundamente dividida. Desde el siglo XI, había existido una lucha constante entre el papado y el Sacro Imperio Romano Germánico, liderado principalmente por el rey de los francos, Carlomagno. Según Alejandro Rodríguez de la Peña, catedrático de Historia Medieval, "el papa y el emperador mantenían un pulso por el liderazgo de la Cristiandad". Esta rivalidad se reflejó en las divisiones entre los cardenales durante el cónclave que eligió a Gregorio X.
La larga espera del Cónclave
El cónclave que llevó a la elección de Gregorio X se prolongó casi tres años, convirtiéndose en el más largo de la historia de la Iglesia. Los cardenales estaban divididos en dos facciones: los gibelinos, alineados con los intereses del Imperio, y los güelfos, que defendían la independencia de la Iglesia. La falta de consenso llevó a que los regidores de Viterbo encerraran a los cardenales en un palacio, limitando su comida diaria para forzarlos a llegar a un acuerdo.
Un elegido inesperado
Finalmente, el elegido fue Teobaldo Visconti, un archidiácono que no había sido ordenado sacerdote y que se encontraba en San Juan de Acre, actual Siria, participando en una cruzada contra los musulmanes. La elección de un "personaje menor" ha suscitado interrogantes entre historiadores. Rodríguez de la Peña señala que "por qué eligieron a alguien que estaba en la otra esquina del mundo es un misterio". Sin embargo, Visconti había tenido experiencia trabajando con cardenales franceses y podría haber sido considerado un candidato de compromiso.
Legado de Gregorio X
Su establecimiento del cónclave no solo buscaba resolver las crisis de liderazgo en tiempos difíciles, sino que también sentó las bases para un proceso electoral más estructurado dentro de la Iglesia. Su legado sigue siendo relevante en la actualidad, recordándonos cómo las decisiones tomadas en momentos de crisis pueden tener repercusiones duraderas.