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El reconocido juego de cartas UNO ha generado un nuevo debate entre usuarios de redes sociales, todo comenzó tras la publicación de un tuit en la plataforma X (antes Twitter), que reavivó una vieja duda: ¿es válido contrarrestar una carta +2 con otra igual? Aunque esta práctica es común en muchos hogares, la empresa Mattel ha aclarado que no está permitida oficialmente.
La regla original establece que, al recibir un +2, el jugador debe tomar dos cartas y perder su turno, sin poder lanzar otra carta acumulativa. La confusión surge porque muchas personas adaptan el juego con normas propias que, aunque populares, no son parte del reglamento oficial.
La cuenta @RealTimeRating recordó esta norma mediante un tuit que rápidamente captó la atención de millones de usuarios, como era de esperarse, la publicación alcanzó millones de visualizaciones, provocando sorpresa y confusión entre los jugadores.
Mattel ya había hecho esta aclaratoria en 2022, pero al tratarse de una práctica muy extendida, el mensaje sigue generando impacto cada vez que reaparece en redes sociales. Incluso en años anteriores, la empresa ya había señalado que no se puede acumular un +2 con un +4, lo que también es una jugada frecuente.
El reglamento de UNO, según Mattel, prohíbe las apilaciones de cartas de penalización, como el +2 o el +4. No obstante, muchas familias aplican lo que llaman "reglas de casa", que incluyen estas combinaciones, generando partidas más intensas y competitivas.
Estas reglas no oficiales han dado lugar a situaciones como:
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Jugar un +2 sobre otro +2 y hacer que el siguiente robe cuatro cartas.
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Usar un +2 para "aliviar" el efecto de un +4 y pasárselo al siguiente jugador.
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Sumar penalizaciones hasta llegar a seis u ocho cartas en una sola ronda.
La historia detrás del juego
UNO fue creado en 1971 por Merle Robbins, un barbero de Ohio que jugaba con su familia a una variante del “ocho loco”. Viendo el potencial del juego, Robbins y sus familiares financiaron la primera edición con 10.000 unidades, que vendieron desde su propia barbería.
El primer comprador fue un amigo de la familia, quien ayudó a distribuir los juegos en ferias y convenciones. Su popularidad creció rápidamente hasta que, un año después, otro empresario adquirió los derechos por 50.000 dólares, a partir de allí, el juego entró en una nueva etapa comercial.