William, un médico británico de 101 años, se ha convertido en un ejemplo fascinante de longevidad y vitalidad. Nacido en 1922, este centenario ha desafiado las expectativas de vida, trabajando hasta los 85 años y se sigue manteniendo activo en su día a día, haciéndose su propia comida y ejercitándose. Actualmente, es paciente en el Hospital Mount Sinai en Toronto, donde recibe atención médica, pero atribuye su longevidad a tres hábitos clave que ha cultivado a lo largo de su vida.
Mantenerse dinámico
Uno de los pilares fundamentales que William destaca es la actividad física. En su juventud, nadaba entre cuatro y cinco veces por semana, y aunque ha reducido esa actividad con el tiempo, continúa haciendo ejercicio diariamente. Según él, mantenerse activo es esencial para una vida larga y saludable.
Alimentación Saludable: Sardinas y Menos Ultra procesados
Desde los seis años, William ha incluido sardinas en su dieta, un hábito que le ha proporcionado nutrientes esenciales como potasio, hierro y calcio. Este enfoque nutricional lo ha mantenido alejado de los alimentos ultra procesados, lo que considera vital para su bienestar.
Una Carrera Larga, una mente comprometida
La diversidad en su carrera también ha sido un factor importante en su longevidad. Trabajó hasta los 85 años en múltiples roles, desde médico de atención primaria hasta psicoterapeuta. Esta variedad no solo le brindó satisfacción profesional, sino que también mantuvo su mente activa y comprometida.
Genética y Apoyo Médico: Un Componente Adicional
Aunque William reconoce la importancia de sus hábitos de vida, no descarta el papel de la genética en su longevidad. Tanto él como su equipo médico coinciden en que los factores del estilo de vida han sido determinantes para alcanzar su avanzada edad con buena salud.