Las autoridades estadounidenses confirmaron el hallazgo de los restos de un avión Cessna 208 Caravan que desapareció el 6 de febrero mientras realizaba un vuelo entre Unalakleet y Nome, en Alaska. La aeronave, operada por la aerolínea regional Bering Air, llevaba a bordo a nueve pasajeros y un piloto cuando perdió contacto a unos 20 kilómetros de la costa, en la zona de Norton Sound.
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Después de una intensa búsqueda coordinada por la Guardia Costera de EE.UU., los restos del avión fueron encontrados sobre el hielo marino a unos 55 kilómetros al sureste de Nome. En el lugar, los equipos de rescate recuperaron los cuerpos de tres personas, aunque las difíciles condiciones climáticas han impedido el acceso total a la aeronave para confirmar la situación de los otros siete ocupantes.
El tercer accidente aéreo en pocos días
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) ha iniciado una investigación para determinar las causas del accidente. Hasta el momento, no se han proporcionado detalles oficiales sobre las circunstancias que llevaron a la caída del avión ni sobre las identidades de las víctimas. Expertos han señalado que las condiciones climáticas extremas y la geografía de Alaska representan desafíos significativos para la aviación en la región.
Este trágico suceso se suma a dos recientes accidentes aéreos ocurridos en Estados Unidos. El primero ocurrió el 29 de enero de 2025, cuando un avión de American Airlines colisionó en pleno vuelo con un helicóptero militar sobre el río Potomac, en Washington D.C., dejando un saldo devastador de 67 víctimas fatales. Posteriormente, el 31 de enero de 2025, una ambulancia aérea se estrelló en la zona de Filadelfia, cobrando la vida de siete personas e hiriendo a numerosas otras. La sucesión de estos desastres ha encendido las alarmas en la comunidad aeronáutica.