El futuro inmediato de Shemar Stewart parece distanciarse de la NFL por ahora. El defensivo, elegido en la primera ronda del Draft 2025 por los Cincinnati Bengals, ha decidido regresar a Texas A&M para entrenar, y estaría considerando jugar una temporada más en la universidad antes de volver a intentar entrar al Draft de la NFL en 2026.
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Esta decisión llega en medio de un pulso contractual que gira en torno a una cláusula propuesta por los Bengals en su contrato de novato—una cláusula especial que Stewart se ha negado a aceptar.
Shemar Stewart y la cláusula polémica en su contrato
La pugna no gira alrededor del salario, pues según el convenio colectivo (CBA), un novato seleccionado en la posición 17° recibe un salario garantizado de aproximadamente 18,94 millones de dólares en cuatro años. El núcleo del conflicto está en una cláusula añadida por los Bengals que busca retirar las garantías si el jugador se viera involucrado en problemas legales o de comportamiento—algo especialmente sensible tras el incidente del receptor Jermaine Burton, drafteado en tercera ronda y envuelto en una disputa doméstica.
Stewart rechaza esa cláusula, argumentando que no se le está pidiendo nada que no se haya hecho antes con otros novatos de primera ronda, y se ha mostrado firme en que no aceptará “terminar con todo el dinero garantizado por una cláusula de este tipo”. De hecho, él apuntó que “ellos solo quieren ganar un argumento en lugar de ganar más partidos”.
Regreso a Texas A&M y el posible reingreso al Draft
Desde mediados de julio, Stewart fue visto entrenando en las instalaciones de Texas A&M. Algunas fuentes señalan que Stewart está “completamente involucrado” en los entrenamientos de los Aggies y que incluso podría regresar para jugar y volver a declararse al Draft en 2026, una maniobra sin precedentes hasta ahora.
Pero no todo es tan claro: periodistas locales aclaran que Stewart está entrenando de manera individual en Texas A&M, no con el equipo oficial, lo que es bastante común para novatos en negociaciones contractuales. El punto clave del “loophole” es que, según el CBA, un jugador puede rechazar su contrato, permanecer fuera toda la temporada, y luego reingresar al Draft al año siguiente sin que el equipo original retenga sus derechos.
Sin embargo, jugar otra temporada en la NCAA no le liberaría de inmediato: para ello necesitaría ganar una batalla legal y una exención del reglamento de elegibilidad, lo que retrasaría aún más su proyección profesional. Si opta simplemente por no jugar este año en absoluto, dejaría de ser propiedad exclusiva de los Bengals y quedaría libre para el Draft 2026.
Por qué Stewart rechaza la propuesta de los Bengals
El argumento de Stewart es que la cláusula especial es injusta y específica para él, ya que no fue implementada en contratos con otros rookies de primera ronda de Cincinnati. La cláusula elimina las garantías por problemas legales, no solo por actos delictivos, sino por cualquier disputa legal, lo que representa un riesgo excesivo para un jugador que aún no ha firmado.
Además, simplemente quiere iniciar su carrera profesional sin condiciones adicionales que puedan hacer que sea despedido sin compensación en caso de una acusación, incluso si luego aquella se desestime.
La situación de Shemar Stewart se está convirtiendo en un caso emblemático del poder limitado que tienen los novatos en la NFL frente a las exigencias contractuales de las franquicias. Si bien el salario está garantizado por normas colectivas, las garantías adicionales son terreno de negociación, y Stewart se está preparando física y mentalmente para cualquier escenario: firmar, jugar en Texas A&M o esperar un lugar para 2026.