El fútbol turco vivió una jornada bochornosa el pasado domingo, cuando el presidente del Istanbulspor, último clasificado de la Superliga, obligó a sus jugadores a retirarse del campo de juego en el minuto 85 del partido que perdían por 2-1 ante el Trabzonspor, en el estadio Necmi Kadıoğlu.
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La insólita decisión de Mehmet Emin Karamehmet se produjo después de que el árbitro Halil Umut Meler no sancionara un penal a favor del Istanbulspor, que reclamaba una mano de un defensor rival dentro del área. En la jugada siguiente, el Trabzonspor aprovechó el desconcierto del equipo local y marcó el segundo gol por medio del brasileño Flavio Medeiros.
El presidente del Istanbulspor, furioso por lo que consideró una injusticia arbitral, bajó al césped y le ordenó a sus futbolistas que se fueran al vestuario, en señal de protesta. Los jugadores, sorprendidos y temerosos, obedecieron la orden y abandonaron el partido, dejando al árbitro sin otra opción que darlo por finalizado.
La actitud del presidente del Istanbulspor fue duramente criticada por el Trabzonspor, que calificó el hecho de "vergonzoso" y "antideportivo". El entrenador del equipo visitante, Abdullah Avci, declaró que "esto es una falta de respeto al fútbol, a los aficionados y a los rivales. Esperamos que se tomen las medidas necesarias para evitar que se repita una situación así".
La Federación Turca de Fútbol (TFF) anunció que abrirá una investigación sobre el incidente y que aplicará las sanciones correspondientes al Istanbulspor y a su presidente. Según el reglamento, el equipo que abandona un partido puede ser castigado con la pérdida de puntos, la multa económica o el descenso de categoría.