Muchos pensaran que la vida de los hijos de los famosos es “pan comido”, sin embargo, el testimonio de la hija del actor Tom Hanks, Elizabeth, pone en evidencia todo lo contrario. En su libro “The 10: A Memoir of Family and the Open Road”, cuenta las penurias que vivió siendo una jovencita cuando su padre se separó de su progenitora, Samantha Lewes.
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Al ser el retoño del primer matrimonio del actor de “Pinocho”, su vida no fue fácil al verse obligada a ser separada de Tom, pasar su infancia y adolescencia sin su crianza.
"Mis únicos recuerdos de mis padres en el mismo lugar y al mismo tiempo son la graduación de mi hermano Colin y luego la mía. Tengo una foto mía entre mis padres. En ella, la mejor peluca de mi madre está un poco torcida", expresó.
Sin embargo, para Elizabeth Hanks lo más complicado de su juventud fue lidiar con la salud mental de su madre que con el tiempo se fue deteriorando. "Una noche, su violencia emocional se convirtió en violencia física, y después, me mudé a Los Ángeles, justo en medio del séptimo grado", escribió.
Un cambio de vida
Aunque sus primeros años estuvo envuelta en violencia emocional, confusión y carencias, su vida cambió cuando la separación de sus padres se hizo oficial con el divorcio. A partir de ese momento, la hija de Tom Hanks comenzó a visitarlo con frecuencia.
"Finalmente se llegó a un acuerdo de divorcio y visitaba a mi padre y a mi madrastra (y pronto a mis hermanastros menores) los fines de semana y durante los veranos, pero de los cinco a los catorce años, años llenos de confusión, violencia, carencias y amor, fui una chica de Sacramento”, destacó.
Tras el acuerdo de custodia, Elizabeth comenzó a vivir con el actor y solo visitaba a su progenitora los fines de semana, luego su relación fue distante, pero, un día recibió una lamentable noticia: Samantha Lewes padecía de cáncer de pulmón. "En mi último año de instituto, me llamó para decirme que se moría", contó. En 2002, la mujer murió a los 49 años.