En la vida hay momentos, acontecimientos tan impactantes que cuando ocurren con dificultad olvidemos dónde estábamos, qué hacíamos en ese instante. Eso es precisamente lo que pasa a significar este 18 de junio en el ámbito de las Grandes Ligas y el beisbol universal.
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Willie Mays, uno de los jugadores más extraordinarios y completos jamás visto, ha trascendido el plano terrenal. Tenía 93 años de edad.
Su talento para la pelota desde siempre fue innato, por eso a sus bisoñas 17 primaveras llegó a las Ligas Negras en 1948, el máximo nivel para jugadores afroestadounidenses y de raza negra, lo hizo con los Black Barons Birminghan; aunque fue solo 1 año el que estuvo en ese circuito, ese .233 en promedio de bateo, con .313 en porcentaje de embasado, sin cuadrangulares en 43 turnos legales para nada le opacó.
Fue así porque para 1951, siguiendo los pasos de Jackie Robinson, Willie arribó a las Mayores con Gigantes de Nueva York; vaya que lo hizo muy bien con 22 dobles, 20 jonrones, 68 remolcadas, .274 en average, .356 de OBP, .472 en slugging y .828 de OPS en 121 partidos. Esos resultaron los principales motivos para que le fuese conferido el Premio Novato del Año.
1952 y 1953 representaron una pausa para lo que vendría. En 1 año jugó poco, 34 duelos, al otro prestó servicio militar, pero lo que vino de 1954 en adelante fue bicoca de la pura; en una década estimada por muchos como la más prolífica en talento, él se colocó en la cúspide.
En esa temporada apuntaló la Liga Nacional en triples, 13, OPS, 1.078, y OPS+, 175, además de ser el mejor del Big Show en promedio de bateo, .345, y slugging, .667. En la Serie Mundial de ese torneo, los Gigantes de la mano de su fulgurante estrella, pasaron las escobas sobre los favoritos Indios de Cleveland, disputa donde Mays ejecutó la que probablemente es la más espectacular jugada defensiva en la historia del Clásico de Otoño. Poco después fue elegido como el Jugador Más Valioso de esa temporada, cuando solo se entregaba 1 tanto para la Liga Nacional como para la Americana.
Willie Mays, números que hablan por sí solos
El poder al bate formaba parte obvia de sus cualidades, por eso largó 51 vuelacercas en 1955, 52 en 1965,49 en 1962, 47 en 1964 y 41 en ese 1954. Fue el mejor jonronero 4 veces en su carrera, 3 de ellas en todas las Grandes Ligas y al término de su trayectoria en 1973 había sumado 660, que en ese entonces era la 3ra vitalicia más alta, solo superado por los 714 de Babe Ruth y los 713 de Hank Aaron.
Acá otras de sus sobresalientes guarismos: .301 en promedio de por vida, .384 en porcentaje de embasado, .557 de slugging, .940 en OPS, 1909 compañeros llevados a la registradora, 3293 imparables, 339 bases robadas, 24 participaciones en Juegos de Estrellas (la 2da cifra más alta en la MLB), 12 Guantes de Oro, 2 galardones como Más Valioso, 2 veces Más Valioso del Clásico de Mitad de Temporada.
En 1979 recibió 94.7% de apoyo para ser exaltado al Salón de la Fama.
