Si se le pregunta a un jugador profesional de Grandes Ligas si cambiaría sus números personales a cambio de un anillo de Serie Mundial la mayoría afirmaría sin pensarlo. Es probable que ese sea el caso del japonés Shohei Ohtani, quien se acaba de coronar campeón con los Dodgers de Los Ángeles, a pesar de no tener un buen rendimiento ofensivo a lo largo de la postemporada, sobre todo en la Serie Mundial.
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Ohtani, junto con el receptor de los Yankees, Austin Wells, comandaron el departamento de abanicados con 22 cada uno. Reflejando los problemas que tuvo que enfrentar el astro nipón en su primera experiencia jugando en octubre.
La superestrella de los Dodgers dejó línea ofensiva de .230/.373/.393/.767 en 16 partidos, con un doble, tres cuadrangulares y 10 empujadas. Poco o nada fue protagonista en la Serie Mundial, sobre todo luego de lastimarse el hombro izquierdo en el Juego 2.
Fue gracias al trabajo en conjunto de Teoscar Hernández, Kiké Hernández, Mookie Betts, y, sobre todo, Freddie Freeman, que la ausencia de Shohei Ohtani no tuvo un impacto negativo en el resultado de la serie. Al fin y al cabo, el objetivo se logró. Ya nadie en Los Ángeles habla del bajo rendimiento de su estrella en la instancia decisiva. Ohtani ayudó y fue vital durante la ronda regular, y seguramente se lleve el premio al Jugador Más Valioso por segundo año consecutivo. En LA solo es alegría, júbilo y fiesta.