Todos los que se hacen llamar como aficionados de la MLB saben que Ichiro Suzuki es de los mejores bateadores de promedio que han pasado por las Grandes Ligas, sin embargo, ínfimo es el porcentaje que sabe o que recuerda que el nacido en Kasugai fungió como relevista en la Liga de Beisbol Profesional de Japón y, de hecho, destacó sobremanera.
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En la campaña de 1996 sirvió como el cerrador en el Juego de las Estrellas de la NPB, mientras encaraba su quinta zafra en la pelota nipona con el uniforme de los Orix Blue Wave.
Una vez llegó a las Mayores, en 2001, no hizo más que desempeñarse como jardinero y, desde el día uno, se ganó un lugar entre la élite de la liga por su consistente bateo. En su debut sacudió la exagerada cantidad de 242 imparables en 157 juegos disputados. Lo sorprendente del caso es que en sus próximas nueve justas también superó las dos centenas de incogibles.
Por si fuera poco, levantó un total de 10 Guantes de Oro consecutivos como patrullero, de 2001 a 2010. Por tanto, su aportación no solo era por su extraordinaria producción ofensiva, sino además por su muy buen nivel con el guante.
En 2025 aparecerá por primera vez en las boletas para ingresar al Salón de la Fama de Cooperstown y lo más seguro es que termine siendo exaltado como un "inmortal" del beisbol organizado; ya sea el venidero año o en sus próximas oportunidades.