En una reciente emisión del programa Tercer Grado Deportivo, el conocido periodista deportivo David Faitelson ha generado un intenso debate tras criticar a los asistentes al Estadio Alfredo Harp Helú, hogar de los Diablos Rojos del México. Según Faitelson, muchos de los "nuevos" aficionados ven el estadio más como un "gran antro" que como un recinto deportivo.
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Desde la inauguración del estadio en marzo de 2019, la asistencia ha crecido exponencialmente, lo que ha llevado a cuestionar la verdadera pasión de estos asistentes por el beisbol. Faitelson, junto con Francisco Javier González, expresó su preocupación por la posibilidad de que el esfuerzo por crear un espectáculo familiar esté derivando en un espacio donde el deporte pasa a un segundo plano.
El Estadio Alfredo Harp Helú, que ha visto aumentar su número de asistentes cada temporada, se ha convertido en el centro de una controversia que va más allá del deporte. Los comentarios de Faitelson llegan semanas después de un incidente en el que un espectador lanzó un vaso con cerveza al umpire Rodolfo Pastrana, lo que ha intensificado el debate sobre el comportamiento de la afición.
Los Diablos Rojos del México, el equipo más ganador de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), disfrutan de la mejor asistencia en la liga, con un promedio de 11.342 personas por encuentro. Sin embargo, las palabras de Faitelson plantean una pregunta importante: ¿Están estos asistentes realmente interesados en el beisbol o simplemente buscan un lugar para socializar y disfrutar de la noche?
La crítica de Faitelson ha resonado en el mundo del beisbol y entre los aficionados, provocando una reflexión sobre la naturaleza de la afición y el propósito de los espacios deportivos. Mientras algunos defienden la libertad de los asistentes para disfrutar del juego como prefieran, otros coinciden con Faitelson en que el foco debería estar en el deporte y no en la fiesta.
El debate está servido y las opiniones divididas. Lo cierto es que el Estadio Alfredo Harp Helú se ha convertido en un punto de encuentro para los amantes del beisbol y para aquellos que buscan un ambiente festivo. La crítica de David Faitelson abre la puerta a una discusión más amplia sobre el futuro de la afición y la experiencia en los estadios de beisbol en México.