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Ayer martes 8 de julio, Guatemala fue escenario de una serie de movimientos sísmicos que provocaron alarma en la población y afectaron zonas cercanas a la capital. Los temblores, con epicentros en Amatitlán y Alotenango, oscilaron entre magnitudes de 4,8 y 5,6 grados, incluso, la fuerza de los sismos se sintió incluso en el vecino país El Salvador y dejó importantes daños materiales y humanos.
La Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) confirmó la muerte de dos personas tras el colapso de una pared de piedras y tierra en una vía del suroeste guatemalteco. El derrumbe aplastó un vehículo donde iban dos ciudadanos, presuntamente vendedores ambulantes de muebles, el incidente ocurrió en el kilómetro 47, muy cerca de la turística ciudad de Antigua Guatemala.
Las autoridades también reportaron a siete personas atrapadas tras los temblores, según declaraciones del presidente Bernardo Arévalo, dos de ellas fueron rescatadas con vida y llevadas a hospitales. Otros cinco ciudadanos, entre ellos dos niños y tres adultos, permanecían atrapados mientras los cuerpos de socorro intentaban liberarlos entrada la noche.
En respuesta a la emergencia, el mandatario ordenó la suspensión de actividades escolares y laborales en los departamentos de Guatemala, Escuintla y Sacatepéquez. Esta decisión busca proteger a los ciudadanos ante posibles réplicas y permitir las labores de revisión estructural en edificaciones públicas y privadas, también se activaron alarmas antisísmicas en la capital.