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El expresidente de Perú, Alejandro Toledo, ha sido sentenciado a 20 años de prisión por su implicación en el escándalo de corrupción internacional del caso Odebrecht. Según las pruebas presentadas, Toledo recibió más de 30 millones de dólares en sobornos de la empresa constructora brasileña a cambio de otorgar contratos estatales. Esta condena es parte de una serie de casos en los que se ha castigado a altos funcionarios de diversos países de América Latina vinculados a la red de corrupción tejida por Odebrecht.
Toledo fue hallado culpable de colusión delictiva y lavado de activos, delitos que cometió al recibir sobornos durante su mandato. La jueza Inés Rojas Contreras, encargada de dictar la sentencia, resaltó que el expresidente había traicionado la confianza de los ciudadanos que lo eligieron para dirigir el país. El dinero que recibió permitió a Odebrecht ganar importantes licitaciones para proyectos de infraestructura en Perú, lo que generó una cadena de irregularidades que afectó la economía del país.
El tribunal presentó numerosas pruebas que vinculan directamente a Toledo con los pagos ilícitos. Entre las evidencias más contundentes se encontraban documentos financieros que demostraban cómo la empresa brasileña transfería el dinero a cuentas relacionadas con el exmandatario. Además, declaraciones de exejecutivos de Odebrecht corroboraron su participación activa en la trama. Estas pruebas resultaron suficientes para que el tribunal dictara una condena ejemplar contra el expresidente peruano.
Días antes de conocer la sentencia, Toledo, quien tiene 78 años y padece cáncer, solicitó al tribunal la posibilidad de regresar a su casa para recibir tratamiento médico. "Déjeme ir a casa a curarme o morir", fue la súplica del expresidente ante la jueza Rojas. Sin embargo, su pedido fue rechazado, ya que la magistrada recordó que los afectados por sus acciones corruptas fueron millones de peruanos. Para el tribunal, la gravedad de sus delitos fue motivo suficiente para no concederle ningún tipo de clemencia.