El Gobierno de Estados Unidos ha confirmado que sigue en contacto con Irán y está comprometido con una solución diplomática, a pesar de los recientes bombardeos a tres instalaciones nucleares iraníes. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, aseguró este jueves que “estamos en una vía diplomática con Irán”, enfatizando el deseo del presidente Donald Trump por alcanzar la paz.
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Leavitt destacó que las conversaciones continúan a través del enviado especial para Medio Oriente, Steve Witkoff. “El presidente y su equipo siguen en comunicación con los iraníes”, indicó la portavoz, aunque no proporcionó detalles sobre una posible reanudación formal de los contactos. Al ser consultada sobre el tiempo que podría tomar este proceso, pidió paciencia a los periodistas, recordando que el ataque se llevó a cabo el pasado sábado.
Colaboración regional
Además de los diálogos directos con Irán, la Casa Blanca también está en contacto con gobiernos del Golfo Pérsico y países árabes, especialmente Catar, que ha desempeñado un papel clave como mediador. Leavitt subrayó la importancia de esta colaboración, describiendo a Catar como “un aliado y socio increíble durante todo este proceso”.
En un contexto más amplio, la administración estadounidense busca fortalecer su relación con Israel y ampliar los Acuerdos de Abraham, que han incluido a naciones como Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Marruecos y Sudán. “Esa amistad y colaboración entre EEUU y el Estado de Israel nunca ha sido tan fuerte”, afirmó Leavitt, subrayando la intención de consolidar la alianza en medio de tensiones regionales.
Posibles avances diplomáticos
Días atrás, el presidente Trump había insinuado que podrían surgir avances diplomáticos con Teherán en el transcurso de esta semana. Sin embargo, también advirtió que un nuevo pacto “ya no es estrictamente necesario” tras el reciente golpe militar al programa nuclear iraní. Este enfoque sugiere una estrategia más flexible en las relaciones internacionales de EEUU, donde la diplomacia sigue siendo una herramienta clave a pesar de las acciones militares. La situación sigue siendo fluida, y el futuro de las relaciones entre EEUU e Irán dependerá de la capacidad de ambas partes para encontrar un terreno común en medio de un clima de desconfianza y tensión.