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El gobernador de Texas, Greg Abbott, ha anunciado nuevas medidas para fortalecer el control en la frontera con México a partir de septiembre. Estas acciones buscan enfrentar el creciente problema de los cruces ilegales de migrantes hacia Estados Unidos, en un contexto donde el estado ha intensificado su esfuerzo para proteger la soberanía estatal y mejorar la seguridad fronteriza.
Desde hace tres años, Texas ha estado ejecutando la operación Lone Star, una estrategia destinada a reforzar la seguridad en la frontera. Esta operación ha evolucionado con el tiempo y ahora incorpora nuevas medidas para abordar el aumento en los intentos de cruce ilegal. Estas nuevas iniciativas incluyen la instalación de una tercera línea de alambre de púas a lo largo de la frontera, diseñada para dificultar el paso de migrantes no autorizados.
Además, el estado ha incrementado el número de patrullas fronterizas y oficiales de seguridad, complementando estos esfuerzos con tecnología avanzada. Se han introducido drones de vigilancia con capacidad infrarroja para una supervisión más efectiva, junto con el uso de helicópteros, perros entrenados y un mayor número de cámaras de seguridad para monitorear la frontera de manera más eficiente.
El gobernador Abbott argumenta que estas medidas son esenciales debido a la falta de efectividad que percibe en la administración federal en el manejo de la inmigración. Según Abbott, la responsabilidad de garantizar una frontera segura recae en los estados, especialmente cuando las políticas federales no satisfacen las necesidades actuales.
La postura de Abbott refleja una creciente tensión en torno a las políticas migratorias tanto a nivel estatal como nacional. El gobernador ha criticado abiertamente las estrategias implementadas por la administración del presidente Joe Biden, sugiriendo que estas no abordan adecuadamente los desafíos específicos que enfrenta la frontera sur de Estados Unidos.
