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Según datos históricos la gaita tiene sus orígenes en las culturas ibéricas, africanas y autóctonas del estado Zulia.
En esencia, el género se consolidó en el estado Zulia para homenajear y cantarle a la Virgen de Chiquinquirá, patrona de los zulianos, siendo la principal protagonista en las composiciones.
Por su parte, el historiador Rafael Molina Vílchez asegura que es una "manifestación de la negritud".
De igual modo, sus raíces giran entorno a la devoción católica de Santa Lucía, venerada cada año el 13 de diciembre y cuyo templo se encuentra ubicado en el barrio el Empedrado de la ciudad de Maracaibo.
Aunque se vincula directamente con el estado Zulia, se ha expandido por todo el territorio venezolano, siendo escuchada con mayor énfasis durante la temporada navideña. Mientras que, el historiador y profesor universitario de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), Pedro Chacón, asegura que en el país existe un documento musical muy antiguo; se trata de una partitura anónima "donde aparece el dibujo de un monje y un tambor a la derecha".
Usualmente, es asociada con el entusiasmo y la alegría. Sin embargo, esconde un profundo dolor de los esclavos. Sus variaciones contemplan diversos tipos como la gaita de protesta, chiquinquireña, parranda, romántica y costumbrista.
Los instrumentos que permiten lograr el ritmo contagioso son básicamente la tambora, el furro, la charrasca, las maracas y el cuatro.
Este género ha acompañado a los venezolanos de generación en generación, en casa uno de los rincones del país durante Navidad, formando parte de las tradiciones y costumbres propias de la temporada decembrina.