Chile vivió un antes y un después en su fútbol, con una generación que permitió al país engalanar sus vitrinas hasta con dos Copa América, ganadas ante, nada más y nada menos, que el combinado argentino, en 2015 y 2016. Sin embargo, hay manchas imborrables en la historia, que -aunque pasen las décadas- siguen permaneciendo en el ideario colectivo, como un recuerdo de lo que más nunca debes permitir.
Y sí, Chile tiene su lunar, una situación gris, que manchó durante años a los estamentos del balompié de La Roja y que hoy nos obliga a tirar de hemeroteca para revisarlo. Se trata del conocido caso del Condor Rojas, aquel mítico guardameta chileno que fue capaz de engañar a todo el fútbol sudamericano.
El relato invita a devolvernos a aquel año de 1989, un 3 de septiembre; para ser más específicos, cuando chilenos y brasileros tenían que avivar un duelo para clasificar al Mundial de Italia 1990. A aquella batalla deportiva le quedaba un episodio más, tras la igualdad a un gol que ambos dibujaron en la ida, días antes en Santiago de Chile.
Ahora el destino debía decidirse en el mítico estadio de Maracaná, que vivió en primera persona un hecho particular al minuto 65' de partido, cuando el portero de Chile, Roberto Rojas, cayó al gramado muy cerca de una bengala encendida, mientras denunciaba golpe en su cara. El incidente, sin claridad en ese momento, obligó a paralizar unos minutos el compromiso, ante semejante postal: un guardameta en el suelo, una bengala casi hablando, todo el equipo chileno volcado sobre el árbitro y una situación a punto de pasar a niveles desorbitados.
Al paso de los minutos, el cotejo sería suspendido y se veía a los jugadores chilenos yéndose del estadio, aduciendo faltas de garantías para su seguridad, en medio de un recinto que parecía una caldera a punto de explotar.
Primer engaño
La versión de Rojas se vendió como pan caliente y un país junto a su prensa la compró sin tanto miramiento, después de que expresara, en primera instancia, que la bengala arrojada impactó de lleno en su rostro. Sin embargo, aquella fábula estaría a pasos de caerse por completo, cuando se comprobó que el objeto jamás dio en la humanidad de Roberto y que todo aquello se trataba de una novela orquestada por miembros del propio seleccionado.
Al tiempo el mismo portero concedió una entrevista para el programa del Canal 13 chileno Éxito, donde contó cómo se tramó ese suceso, con la sorpresa de que guardaba en su guante una cuchilla que utilizó para cortar la zona de su frente. De hecho, el mismo Rojas admitió que todo se fraguó días antes del cotejo con el también capitán Fernando Astengo, con la misión de provocar la suspensión del partido y la clasificación de Chile a aquella contienda mundialista.
Finalmente, Chile sufrió las consecuencias de la actuación de su guardameta y estuvo impedida hasta de participar en las eliminatorias para el Mundial de Estados Unidos en 1994.