“Perdonaré a los jugadores que no acierten, pero nunca les perdonaré que no se esfuercen”, una frase lapidaria que en su día -con voz fuerte- dijo Pep Guardiola y que sigue vigente en estos tiempos; aprovechable en el análisis luego de la derrota vinotinto con Paraguay (2-1).
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En la revisión en frío se ven muchas cosas que en el rigor de las acciones en vivo, por lo general, siempre se pasan por alto. Para muestra un botón, que encontramos en un nombre particular; señalado por el ideario colectivo 24 horas después del trago amargo en la Asunción: Darwin Machís.
Sobre el delantero han llovido una serie de críticas de su actuación ante los guaraníes. Ya en el propio instante, en el que se buscaba a toda costa los tres puntos con los paraguayos, su encuentro parecía muy deficiente, sin embargo, con la lupa en sus acciones más puntuales, la verdad, es que su participación sube enteros en lo negativo.
¿Por qué Darwin Machís fue el más criticado?
Un partido malo lo puede tener cualquiera y hasta las máximas estrellas así nos han dado evidencias en la historia. Ese no es el principal asunto. Un pase mal ejecutado, un gol errado o una asociación colectiva sin frutos son parte del juego y es aceptable.
Pero se cierra el círculo de lo permitido cuando a todo lo anterior se le agrega una falta de energía y compromiso en jugadas que puedan costar el pase anhelado al primer mundial de Venezuela.
En esto es que hoy miles de seguidores de la selección ponen foco en el partido de Machís, que no estuvo en su noche con balón en los pies, pero tampoco pudo acortar distancias cuando sus compañeros necesitaron una mano amiga desde el esfuerzo.
Ejemplo, el segundo gol de Paraguay, en el que Darwin quedó captado por las cámaras totalmente superado por los acontecimientos, sin movimientos, mientras Enciso le ganaba la posición, cabeceaba con toda comodidad para que Antonio Sanabria firmara la remontada local.
Sus números en el duelo
Las secuencias de video sobre su partido son la prueba más fehaciente de lo que pudo firmar en el campo de la Asunción. Una -de las varias- ayudarían a describir su aporte tanto en ataque como en defensa.
La tenemos en esa jugada que pudo suponer el 1-2 de Venezuela, con un contragolpe desde sus pies y una superioridad númerica tan prominente que asustaba (4 jugadores venezolanos contra dos paraguayos defendiendo), y que el: "No puede ser", que seguramente se escuchó en algún hogar criollo reflejaba perfectamente la mala toma de decisión en ese momento que decidió ejecutar.
Sus estadísticas en el duelo tampoco salvan su compromiso. Sin centros exitosos completados (1/0), sin balones largos completados (2/0), sin regates completados (1/0), sin duelos en el suelo ganados (3/0), sin duelos aéreos ganados (1/0), con 10 posesiones pérdidas y solo un 55% en acierto de pases, dan cuenta suficiente ante cualquier comentarios que se quiera emitir.
Todo lo anteriormente expuesto son razones suficientes para explicar por qué Darwin Machís se erigió como el nombre más señalado por la opinión pública deportiva, que vio como la Vinotinto caía con Paraguay y salía -momentáneamente- de los puestos de clasificación.