En medio de una trayectoria de varios años en las Grandes Ligas, en el año 2019, el lanzador Felipe Rivero fue detenido por las autoridades en Estados Unidos por abuso sexual, motivo por el cual cumplió sentencia en Pensilvania y, posteriormente, fue deportado a Venezuela en diciembre.
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Este jugador buscaría su redención a nivel deportivo al incorporarse con Marineros de Carabobo en la Liga Mayor de Beisbol Profesional. Ante su buena participación, fue contactado por Navegantes del Magallanes para disputar la venidera campaña de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional.
El pelotero de 33 años de edad se encuentra en las prácticas con sus compañeros en el José Bernardo Pérez y ya ha dado sus primeras declaraciones a los fanáticos de la franquicia más antigua del beisbol venezolano.
Sensaciones tras volver
Rivero manifiesta que "se siente bien" vestir la camisa de los Navegantes del Magallanes, del mismo modo que se ha sentido cómodo con sus compañeros, cuerpo técnico y staff: "Son muy agradables todos", declara para Magallanes TV.
"Al principio, como todos saben, estuve un tiempo fuera del beisbol y eso me afectó", añade el serpentinero, quien regresa a la pelota invernal venezolana después de once años, cuando militó con los Leones del Caracas por un breve tiempo.
Paso por la Liga Mayor
Sus inicios en Marineros de Carabobo no fueron idóneos, considerando que, apenas, recuperaba su ritmo de juego. No obstante, pudo cerrar la temporada volviendo a mostrar aquellos destellos que exhibió en las Grandes Ligas.
"No fueron unos meses, fueron un par de años. Siento que debía acostumbrarme a mi brazo, a la rutina, lo físico y todo eso", manifiesta el nacido en San Felipe, quien registró una efectividad de 7.07 en catorce entradas y un récord de 1-1 con par de salvamentos.
Trabajo de recuperación
El nuevo lanzador de Navegantes del Magallanes ha trabajado para volver a lanzar rectas rápidas, llegando incluso a las 100 millas por hora en las prácticas: "Estoy buscando la misma rutina que hacía en Grandes Ligas".
"Eso es lo que conlleva buscar tener la misma recta que tenía en Grandes Ligas o un poco más si se puede", añade Rivero. Luego de cinco años fuera de acción, regresa a jugar a nivel profesional.
Intento de redención
Felipe Rivero vuelve al beisbol después de cinco años en los que estuvo detenido y, posteriormente, deportado a Venezuela por abuso sexual. Ahora, tiene en los Navegantes del Magallanes una oportunidad para iniciar de cero.
"En primer lugar, tengo que agradecerle a Dios. A pesar de lo que pasó, siempre me mantuve positivo. No sabía cuánto tiempo iba a estar ahí (en prisión), pero nunca me dejé decaer, nunca dejé que ese sueño que tenía desde los 17 años de ser beisbolista se acabara".
También añade que terminar su carrera "nunca fue una opción" para él, por lo que siempre estuvo enfocado en volver a jugar profesionalmente: "Tengo que retirarme cuando yo quiera de la manera en que yo quiera. Ese era mi pensamiento".
Llegar a Magallanes
Felipe Rivero se siente agradecido tanto con el equipo como con la fanaticada, la cual lo recibió, mayormente, con comentarios positivos: "Si bien hubo algunos comentarios negativos, eran más los positivos, que me decían que no hiciera caso a lo negativo".
De igual forma, sabe que deberá luchar por un puesto en el equipo: "Yo vengo como un novato a ganarme el puesto. Sé que ahí está (Anthony) Vizcaya, así que no puedo decir que seré el cerrador del equipo".