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En la historia del beisbol, pocos jugadores han logrado dejar una huella tan marcada como Willie Mays y Tony Gwynn, dos leyendas que no solo se destacaron por su habilidad en el campo, sino por su capacidad de mantener un rendimiento sobresaliente incluso bajo presión.
Un dato interesante que resalta la magnitud de su destreza al bate es el impresionante promedio de bateo que ambos lograron a lo largo de sus carreras, con un giro interesante: los dos superaron la marca de .300, pero en circunstancias bastante diferentes.
Willie Mays, uno de los más grandes peloteros de todos los tiempos, finalizó su carrera en las Grandes Ligas con un promedio de bateo de .301, cifra que se mantiene como testamento de su habilidad ofensiva y su consistencia durante 23 temporadas. Mays no solo era una amenaza con el bate, sino también una de las figuras más completas del deporte.
Por su parte, Tony Gwynn, considerado uno de los mejores bateadores de la historia, alcanzó un promedio de bateo de .338 a lo largo de su carrera, pero lo que resalta en este contexto es su excepcional desempeño cuando las cuentas llegaban a dos strikes.
De por vida, Gwynn logró un promedio de .302 con dos strikes, lo que subraya su capacidad para ajustar su swing y mantenerse productivo incluso en los momentos más críticos.
Es interesante cómo, a pesar de que Mays y Gwynn jugaron en diferentes eras y con estilos distintos, ambos demostraron una capacidad similar para mantenerse productivos en los momentos más difíciles.