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Luis Arráez, el venezolano de los Padres de San Diego, se ha convertido en una figura emblemática en el beisbol actual gracias a su habilidad única para hacer contacto con la pelota. Su nombre se ha ligado a una estadística que pocos bateadores pueden presumir: liderar las tasas de ponches más bajas en las Grandes Ligas desde el 2010.
Con un 5.5% de ponches en el 2023 con los Marlins de Miami y un 5.1% en lo que va del 2024 con los Padres, Arráez ha dejado sin palabras a los expertos y aficionados. Su disciplina en el plato es tal que solo nombres como Juan Pierre (5.8% - 2011), Norichika Aoki (5.9% - 2013) y Jeff Keppinger (6.0% - 2011) se acercan a sus impresionantes números.
Pero: ¿Qué hay detrás de esta habilidad tan singular? En primer lugar, su vista es simplemente extraordinaria. Arráez posee una capacidad innata para identificar con precisión la zona de strike y diferenciar los pitcheos buenos de los malos. Esta habilidad le permite seleccionar con inteligencia los lanzamientos que puede conectar con fuerza y evitar los que lo pueden poner en conteo desfavorable.
Además de su visión, "La Regadera" destaca por su paciencia en el plato. Su swing es corto, pero sumamente efectivo y letal, lo que le permite hacer contacto con la pelota incluso en los pitcheos más difíciles. Y su paciencia es legendaria, el oriundo de San Felipe es capaz de esperar el lanzamiento perfecto y no se ve tentado a perseguir pelotas fuera de la zona.
El venezolano ha demostrado que es posible tener éxito en las Grandes Ligas sin necesidad de conectar jonrones con frecuencia. Solo con el hecho de poner la bola en juego de manera constante, es un aporte significativo a la franquicia que luego se ve reflejado en las estadísticas.