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En un giro inesperado que ha conmocionado al mundo del beisbol, Luis Arráez, el venezolano de los Padres de San Diego, reveló una verdad que pone de manifiesto su inquebrantable espíritu competitivo.
El infielder confesó que ha estado jugando con un ligamento roto en su pulgar izquierdo, una lesión que, para muchos, hubiera significado un tiempo considerable fuera de los terrenos de juego.
“Tengo un ligamento roto, pero eso no me impide jugar”, afirmó Arráez con una determinación que refleja su amor por el deporte. “Ustedes saben el amor que tengo por el beisbol y mi trabajo. Ha sido difícil jugar así, especialmente bateando”.
La lesión se produjo el pasado 25 de junio, cuando el venezolano se golpeó el pulgar al deslizarse hacia la tercera base. A pesar del dolor, "La Regadera" ha demostrado una increíble resistencia, iniciando 28 de 31 juegos desde entonces, aunque en 10 de ellos como bateador designado para darle un poco de descanso a su mano.
Y lo más sorprendente es que, a pesar de jugar con una lesión tan significativa, ha logrado mantener un promedio de bateo de .280 en ese lapso.
Con un promedio de bateo general de .302, Arráez se encuentra empatado en la cima de la clasificación de bateo de la Liga Nacional con la superestrella Shohei Ohtani. Esta consistencia en el plato, aun cuando enfrenta un desafío físico tan grande, es un testimonio de su talento excepcional y su dedicación al juego.
Recordemos que Arráez ha conquistado dos títulos de bateo en las Grandes Ligas, uno con los Mellizos de Minnesota en 2022 y otro con los Marlins de Miami en 2023. Su llegada a los Padres en mayo fue un impulso importante para el equipo, que ahora se encuentra en la pelea por un puesto en los playoffs.
La confesión del oriundo de San Felipe, estado Yaracuy, ha generado un gran respeto y admiración en todo el beisbol. Su valentía y determinación para jugar al más alto nivel a pesar del dolor son un ejemplo inspirador para todos los atletas.
