Se acabó el sueño. Luego de ser el mejor equipo de toda la temporada regular, los Bravos de Atlanta cayeron eliminados en el cuarto juego de la Serie Divisional ante los Phillies de Filadelfia, al perder en condición de visita por marcador de 3-1.
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De esta manera, los Phillies se convirtieron en los verdugos del equipo de Atlanta por segundo año consecutivo, consumando un nuevo fracaso para una novena que tiene mucho talento y potencial, pero a la que sencillamente le está faltando concretar en postemporada para intentar repetir el título conseguido en 2021.
Analizar las claves del fracaso de los Bravos puede generar ciertos debates, e incluso el propio término puede sonar algo fuerte. Sin embargo, los equipos deben vivir con las expectativas que generan, y en 2023 hubo un motivo principal que llevó a Atlanta a decepcionar a quienes creían que se llevarían el campeonato de manera muy sencilla.
Se apagó la ofensiva
Durante la temporada regular, la gran carta de presentación del equipo dirigido por Brian Snitker fue, sin ningún tipo de duda, la poderosa ofensiva con la que lograron contar.
Atlanta lideró la liga en carreras anotadas (947), hits (1543), cuadrangulares (307), carreras impulsadas (916), promedio de bateo (.276), porcentaje de embasado (.344), slugging (.501) y OPS (.845).
Pese a ese espectacular dominio, los Bravos no lograron trasladar nada a la serie ante los Phillies, ya que apenas conectaron 24 imparables en los 129 turnos que tomaron los bateadores ante los Phillies, lo que deja bajos promedios de .186/.255/.264/.519.
Para caer en cuenta de lo grave que fue el bajón, los Bravos habían conectado 45 imparables en sus últimos cuatro compromisos de la campaña regular, para dejar promedios de .308/.392/.486/.878. Sin duda, una caída dramática.
Además, las estrellas del equipo lamentablemente no pudieron mostrar su mejor versión. Ronald Acuña Jr., gran candidato al MVP de la Liga Nacional, se fue de 14-2 en la serie, registros bajos para sus estándares. Lo mismo le ocurrió a Matt Olson, que se fue sin cuadrangulares y solo con cuatro imparables en 16 turnos. Austin Riley fue la única pieza ofensiva del equipo que pudo batear con consistencia, pero el resto del equipo quedó a deber.
Hablar del pitcheo sería injusto, ya que jamás fue una de las fortalezas de Atlanta en la temporada regular. También cuesta especular con los días de inactividad que tuvieron los Bravos por ser campeones divisionales, ya que el año pasado los Astros de Houston ganaron la Serie Mundial en esas mismas condiciones. Con todo esto en cuenta, está claro que la gran razón de la eliminación recae en el bajón ofensivo.