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Los Phillies de Philadelphia han tenido un arranque de temporada 2025 que mezcla luces y sombras. Con un registro de 10 victorias y 8 derrotas, se ubican en el segundo puesto de la División Este de la Liga Nacional, pisándole los talones a los Mets de Nueva York, que lideran con marca de 11-7.
Sin embargo, el conjunto dirigido por Rob Thomson sabe que el balance podría ser más favorable de no ser por ciertos tropiezos, particularmente en el relevo.
Buena parte de los dolores de cabeza en la cueva de los Phillies tienen nombre y apellido: José Ruiz, Carlos Hernández y Joe Ross. Este trío de brazos ha sido protagonista, pero por razones negativas. Entre los tres han permitido 26 imparables, 17 carreras limpias, 11 boletos y cinco jonrones en apenas 20.0 innings de labor, lo que se traduce en una preocupante efectividad de 7.65 y un WHIP de 1.85, cifras que no invitan precisamente al optimismo.
Ruiz, quien afronta su segundo año con la organización, viene de una campaña 2024 bastante sólida, en la que dejó récord de 5-1 con una efectividad de 3.71 y un rescate. No obstante, su desempeño reciente dista mucho de aquella versión confiable que los fanáticos esperaban ver nuevamente. Por su parte, Hernández, en su primera experiencia fuera de los Reales de Kansas City tras cinco temporadas allí, no ha logrado adaptarse con eficacia al entorno de Philadelphia.
Pero si hay un brazo que ha sufrido en carne propia la crudeza de este inicio de calendario, ese es Joe Ross. El derecho acumula una ERA de 9.39, siendo el más castigado entre los tres y probablemente entre todo el cuerpo de lanzadores del equipo.
Aunque es temprano para hacer sonar las alarmas, estos números sí encienden luces de advertencia para una franquicia con aspiraciones serias de postemporada. La ofensiva ha respondido en buena parte de los compromisos, pero si los Phillies desean mantenerse en la pelea por la cima divisional y más allá, el bullpen deberá elevar su rendimiento.