Carlos Mendoza, el actual dirigente de los Mets de Nueva York, ha revelado el motor principal que lo impulsa y lo mantiene anclado en medio de las exigencias del béisbol de Grandes Ligas: sus hijos, Adrián y Andrés.
Los hijos de Mendoza han sido una presencia constante desde que asumió su rol como manager. Adrián y Andrés no solo asisten a los partidos y prácticas, sino que también han viajado con el equipo, lo que les permite ser testigos de los desafíos y las victorias que conlleva dirigir una franquicia de la MLB.
Para nadie es un secreto que los Mets han estado en un bache esta temporada. Desde la firma de Soto, han estado navegando altos y bajos que pueden desestabilizar a cualquiera. Luego de una práctica ocurrida en mayo, Carlos Mendoza, iba rumbo a casa con sus hijos de 11 y 14 años, cuando su hijo mayor Adrián dijo: “Tú querías ser manager de Grandes Ligas”.
Definitivamente estas palabras resonaron en la cabeza de Mendoza que, sin pensarlo, decidió cambiar el rumbo de la conversación y darles una lección.
“Le dije, ‘Oye, en la vida, vas a pasar por altibajos. Éste es el trabajo soñado, ¿verdad? Pero aquí estamos, lidiando con la adversidad. Eso te demuestra que al crecer, no siempre va a ser fácil’. Entonces, de alguna manera usé eso para enseñarles sobre la vida”.
Mendoza subraya que la cercanía con sus hijos es una bendición, una conexión vital que lo ayuda a mantenerse con los pies en la tierra frente a la inmensa presión de su cargo. Para el dirigente, esta experiencia es un privilegio único que brinda a sus hijos valiosas lecciones de vida y una visión real del mundo del deporte profesional. La pasión por el béisbol, que corre en la sangre de los Mendoza, se transmite a través de cada turno al bate, cada jugada y cada momento compartido en el campo.